Al-Qanṭara XLII (2)
julio-diciembre 2021, e19
eISSN 1988-2955 | ISSN-L 0211-3589
https://doi.org/10.3989/alqantara.2021.016

La onomástica femenina de la dinastía meriní de Fez (siglos XIII-XV). Identificación y estudio*Este trabajo es fruto del proyecto de Investigación I+D+i de Excelencia “La mujer nazarí y meriní en las sociedades islámicas del Mediterráneo medieval (siglos xiii-xv). Poder, identidad y dinámicas sociales” -NAZAMER- (Ref.: HAR2017-88117-P), financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, y la Agencia Estatal de Investigación, del que soy Investigadora Principal (http://nazamer.ugr.es/). Agradezco los comentarios y sugerencias de los/las revisores/as externos/as de Al-Qanṭara, los cuales han contribuido a mejorar el contenido original de este artículo.

Feminine Onomastic Traditions of the Merinid Dynasty of Fes (13th-15th Centuries). Identification and Study

Bárbara Boloix-Gallardo

Universidad de Granada

https://orcid.org/0000-0003-3907-662X

Resumen

El estudio de la onomástica femenina de los Banū Marīn de Fez ha adolecido, por lo general, de un análisis profundo y monográfico, a pesar de la gran utilidad de dichos nombres para definir mejor distintos rasgos de la idiosincrasia de esta estirpe. El objetivo principal del presente trabajo es cubrir precisamente dicha laguna científica, ofreciendo un análisis tanto filológico como socio-cultural del amplio catálogo de nombres femeninos presentes en el árbol genealógico meriní, desde el rigor científico. Como se intentará demostrar, tales denominaciones constituyen valiosos recursos para reconstruir la diversidad identitaria (étnica, geográfica, prosopográfica, cultural, etc.) no solo de este conjunto de mujeres, sino también de los soberanos con los que se relacionaron en distintas calidades familiares. Igualmente, tales nomenclaturas permiten identificar con una mayor precisión las estrategias de legitimación político-religiosa que esta estirpe diseñó tanto en el plano socio-cultural árabe como en el religioso islámico.

Palabras clave: 
Mujeres; Reino meriní de Fez; onomástica; identidad; legitimación.
Abstract

The study of female onomastics of the Banū Marīn of Fez lacks a deep and monographic analysis, despite of being very useful to better define different features of the idiosyncrasy of this lineage. The main objective of this paper is precisely to cover this scientific gap, offering a philological and socio-cultural analysis of the wide catalog of female names present in the Merinid genealogical tree, from the scientific rigor. As we will try to demonstrate, such denominations constitute valuable resources to reconstruct the diverse identities (ethnic, geographical, prosopographic, cultural, etc.) of both these women and the sovereigns to whom they were related. Likewise, these names make it possible to identify with greater precision the strategies of political and religious legitimization that this dynasty designed in both the Arab socio-cultural scope and the Islamic religious sphere.

Key words: 
Women; Merinid Kingdom of Fez; Onomastics; Identity; Legitimation.

Recibido: 30/11/2020; Aceptado: 01/07/2021; Publicado: 07/02/2022

Cómo citar/Citation: Bolloix-Gallardo, Bárbara, “La onomástica femenina de la dinastía meriní de Fez (siglos XIII-XV). Identificación y estudio”, Al-Qanṭara, 42, 2 (2021), e19. doi: https://doi.org/10.3989/alqantara.2021.016

CONTENIDO

1. Introducción. La onomástica, un indicio de trascendencia plural

 

El nombre propio (ism ʿalam) ha sido siempre un elemento fundamental en la cultura islámica, constituyendo su imposición a la criatura recién nacida todo un acontecimiento en la vida familiar. La propia tradición islámica hacía especial incidencia en la importancia de que los progenitores eligiesen buenos nombres para sus hijos e hijas, aconsejando al respecto un hadiz que rezaba lo siguiente: «Vosotros seréis llamados en el Día del Juicio por vuestros nombres y los nombres de vuestros padres. Por lo tanto, elegid los mejores de vuestros nombres». El CoránEl Corán, Julio Cortés (trad.), Barcelona, Herder, 1998. 1Aleya 5 de la azora 33, titulada “La Coalición” (al-Aḥzāb); trad. Cortés, El Corán, p. 499. reconoce, asimismo, la genealogía agnaticia de los nombres propios islámicos, dando el siguiente consejo: «Llamadles por su padre. Es más equitativo ante Dios».

A la hora de estudiar distintos aspectos relativos a la idiosincrasia de cualquier sociedad islámica, el análisis de la onomástica portada por sus sujetos tanto masculinos como femeninos resulta, por tanto, muy revelador. Así lo reconoce Helena de Felipe Rodríguez, para quien «el valor de los estudios onomásticos para realizar análisis de individuos y sociedades está totalmente confirmado»2 Felipe Rodríguez, Identidad y onomástica, p. 37. . Y es que los nombres propios llevan implícitos una serie de datos de gran utilidad para reconstruir aspectos plurales de las identidades (étnica, cultural, lingüística, geográfica, confesional, etc.) de los sujetos estudiados, muchas veces extrapolables a los contextos sociales a los que pertenecen. Sin embargo, son igualmente bien conocidos los obstáculos que encuentra la investigación cuando dichos sujetos de estudio son de género femenino. Para empezar, adentrarse en la reconstrucción de un sector poblacional de esta naturaleza entraña por lo general, ya de por sí, «la dificultad añadida de que, en este caso, se dispone de un material mucho más limitado numéricamente», como señalaba Manuela Marín3 Marín, Individuo y sociedad, pp. 178-179.. Tales trabas parecen, aun así, suavizarse en cierta medida cuando se trata de mujeres de la realeza o de las clases altas (al-ḫāṣṣa) de las sociedades islámicas medievales -entre las que figuran tanto mujeres libres o nobles (ḥarāʾir) como también esclavas de categoría superior vinculadas a grupos de poder-, pues son ellas las que sin duda tienen una mayor presencia en las fuentes4 Marín, Mujeres, p. 49. .

Tal es el caso que nos ocupa: el estudio de los nombres que portaron las mujeres de la familia meriní de Fez; un aspecto que hasta la fecha no ha sido abordado de una manera profunda y total a pesar de la gran utilidad que la onomástica puede tener para desvelar diversos rasgos de la idiosincrasia de esta estirpe. Entre ellos, figuran las estrategias de legitimación político-religiosa que aquella desarrolló, según explicaremos en breve, como dinastía bereber que fue. Recordemos que los Banū Marīn, pertenecientes a la tribu bereber Zanāta,controlaron la zona más occidental del Magreb (al-Maġrib al-aqṣà) entre los siglos VII/XIII y IX/XV. Aunque previamente habían colaborado militarmente con los Almohades, los Meriníes ―cuyo nombre hacía clara referencia al tipo de lana (merino) de gran calidad que producían por ser originariamente pastores nómadas y criadores de ovejas―, lograron suplantarlos en parte de sus territorios, aprovechando su decadencia. Así conquistaron grandes ciudades como Mekinés en 642/1244, Fez en 646/1248 (que convirtieron en su capital), Siǧilmāsa en 653/1255 y, finalmente, la capital almohade, Marrakech, en 668/1269; unos dominios que, en el siglo VIII/XIV, quedarían ampliados con las conquistas de Tremecén en 737/1337 y del área de Túnez en 748/1347, con las que lograron controlar buena parte del Magreb5 Shatzmiller,“Marīnids”, en EI2..

A pesar de haber compartido origen étnico bereber (aunque no tribal) con los Almohades, los Meriníes se diferenciaron de estos en el tratamiento historiográfico que dieron a las mujeres de su estirpe. Si bien aquellos se habían caracterizado por una consciente ocultación del sector femenino en sus crónicas -tal vez como reacción a la explícita exhibición, física e historiográfica, que los Almorávides habían hecho previamente de sus mujeres, que ni siquiera tenían que ir veladas en los espacios públicos-, los Meriníes, por el contrario, concedieron un especial protagonismo a la figura femenina como piedra angular de la familia en su producción escrita. Aunque esta estuvo enmarcada en la tradición arabo-islámica, comportó una actitud algo más abierta hacia el reflejo textual femenino a diferencia también de las sociedades árabes, mucho más reservadas, por lo general, que las bereberes en el tratamiento de las mujeres en las crónicas por ser estas consideradas espacios de manifiesta visibilización6Sobre la sociedad bereber, véase Basset, y [Pellat], “Berbers”, pp. 1173-1187; González, “Berbers”, vol. I, p. 105. , como han observado distintos especialistas7 Marcy, “Le vestiges”; Basset, y [Pellat], “Berbers”, p. 1179; Garulo,“Woman in Medieval”, p. 34; Jiménez Estacio, “Las mujeres bereberes”.. Tal vez pueda justificar este hecho la reflexión de Maya Shatzmiller8 L’historiographie mérinide, p. 1., para quien la historiografía meriní constituye un caso particular y en ella, como en otras tradiciones, advertimos la influencia mutua existente entre sociedad e historiografía. Así, aunque Amira Bennison9 Bennison, “Morocco”, p. 334. afirmó que las mujeres del Magreb pre-moderno habían dejado una escasa huella en las fuentes conservadas, en realidad es posible reconstruir muchos aspectos suyos en la producción escrita generada por los Banū Marīn, entre ellos el de sus tradiciones onomásticas y sus identidades socio-culturales; rasgos que redundan en un mejor conocimiento de la historia de esta dinastía.

Descendiendo al detalle, el amplio catálogo de las denominaciones femeninas meriníes adquiere un valor exponencial al revelar los plurales rasgos, ya señalados, de su diverso «harén» (al-ḥarīm o al-ḥuram)10Entendido como el conjunto de mujeres privado y privativo de un soberano que resultaba, en consecuencia, prohibido (ḥarām) para otros hombres. Marín, Mujeres, p. 34; Boloix Gallardo, “Los harenes”.. Consta por las fuentes árabes que los emires de esta dinastía tomaron tanto esposas legales (azwāǧ) como concubinas (ummāhāt al-awlād) para engendrar a sus hijos y perpetuar su linaje. Por lo general, las mujeres libres (aḥrār) de este reino solían tener un origen bereber o árabe, mientras que las esclavas (ʿabīd) eran bien de origen cristiano (en el caso de las cautivas procedentes de los reinos cristianos de la península Ibérica) bien sub-sahariano (en el de las de color)11 Bennison, “Morocco”, p. 334.. Cada uno de estos colectivos se caracterizó también por su heterogeneidad pues, lejos de ser internamente uniformes, presenta una variedad de matices que también debe ser analizada en función de la onomástica y de otros rasgos que revelan las crónicas.

Por otro lado, los nombres de dichas mujeres trascienden el plano puramente social para adentrarse en el político, al ofrecer a veces indicios claros tanto de las orientaciones ideológicas de su linaje como de los recursos sobre los que este cimentó su legitimación político-religiosa. Sobre ello reflexionó Miguel Ángel Manzano al plantearse si podían «rastrearse, a partir de la onomástica de una dinastía, determinados problemas relacionados con la legitimidad del poder» o si «podría la onomástica contradecir los criterios de la legitimidad de esta dinastía»12 Manzano Rodríguez, “Onomástica benimerín”, p. 120. . Aunque buena parte de las denominaciones femeninas de los Meriníes fueron de tradición bereber, su adscripción a esta etnia les obligó, por otro lado, a esforzarse profundamente por acreditar un remoto origen étnico árabe y religioso islámica. Considerando la estrecha identificación de ambos elementos, los Banū Marīn tuvieron que diseñar una vinculación propia con ellos para asentar su legitimidad, convirtiéndose a veces la onomástica, en este caso femenina, en un vehículo expresivo de la misma. Esta intención llevó a los Meriníes a adoptar también, junto a denominaciones en tamazig o lengua bereber, nombres árabes e islámicos para sus mujeres, llegando incluso a veces a una dualidad onomástica expresada en ambas lenguas13 Manzano Rodríguez, “Onomástica benimerín”, pp. 122-124. .

A lo largo de este estudio pretendemos, pues, realizar una identificación y un análisis filológico del amplio elenco de nombres que portaron las mujeres de la dinastía meriní a lo largo de su historia, cuya traducción socio-cultural aportaremos igualmente. Considerando la falta de estudios dedicados, de manera total, a este aspecto, nuestro objetivo es cubrir dicha laguna y, con ello, lograr un mejor conocimiento tanto de las mujeres de esta familia como de la propia dinastía, conscientes de la necesidad de aplicar la perspectiva de género al estudio de su trayectoria; pues, como afirmara la historiadora estadounidense Joan W. Scott14 Scott, “El género: una categoría útil para el análisis histórico”, p. 267. , «una metodología como ésta implica no solo una nueva historia de las mujeres, sino también una nueva historia», en este caso, del reino meriní de Fez. Para cumplir con este objetivo, partiremos del análisis filológico (árabe, fundamentalmente, pero también bereber) de aquellos nombres femeninos hallados en una selección de crónicas meriníes, las cuales constituirán el principal soporte textual sobre el que se apoyará el presente estudio.

2. La onomástica femenina: un útil recurso en la arabización genealógica de los Banū Marīn

 

En su trabajo titulado “Onomástica benimerín: el problema de la legitimidad”, Miguel Ángel ManzanoManzano Rodríguez, Miguel Ángel, “Onomástica benimerín: el problema de la legitimidad”, en M.ª Luisa Ávila (ed.), Estudios Onomástico-Biográficos de al-Andalus (EOBA, 2), Madrid, CSIC, 1989, pp. 119-136. comenzaba reflexionando sobre cómo la dinastía meriní «carecía, como otras [corporaciones nómadas], de un pasado reconocido, de un origen de hondas raíces históricas que le permitiera llevar a cabo su labor de conquista y expansión por el Magreb sin toparse (…) con planteamientos teóricos que le oponía la élite intelectual de la sociedad, o con un sentimiento popular insistentemente adverso»15 Manzano Rodríguez, “Onomástica benimerín”, p. 119. . A diferencia de sus predecesores, Almorávides y Almohades, los Meriníes no habían alcanzado el poder en el Magreb sobre la base de ideología religiosa revivificadora del Islam, ni tampoco podían, como aquellos últimos, proclamarse califas ni descendientes de jerifes (šurafāʾ), por lo que canalizaron su legitimación mediante la adopción de un supuesto origen árabe y una defensa a ultranza del Islam ortodoxo16 Manzano Rodríguez, “Onomástica benimerín”, p. 119; El Hour, “Reflexiones”, p. 55; Cory, “Honouring the Prophet’s Family”, pp. 111 y 118.. El intenso proceso de islamización que los Meriníes emprendieron entre finales del siglo XII y principios del XIII entrañó una serie de cambios identitarios sustanciales que afectaron, fundamentalmente, al replanteamiento de su genealogía con el fin de plasmar en ella el doble proceso de transición experimentado por este colectivo: de su propia ǧāhiliyya a la islamización, por un lado, y de su etnia bereber a una identificación con un supuesto origen árabe ancestral, por otro17 Manzano Rodríguez, “Onomástica benimerín”, pp. 122-123 y nota 14. .

Para lograr la arabización del linaje, los Banū Marīn trazaron una nueva cadena genealógica o nasab en la que incluyeron a prestigiosos ascendientes masculinos de nombres árabes. Sin embargo, la veracidad de dicha filiación genealógica fue cimentada, por otra parte, sobre la construcción de una serie de historias legendarias con las que sus crónicas trataron de justificar esos supuestos orígenes, jugando en esta estrategia la lengua árabe un papel esencial18 El Hour, “Reflexiones”, p. 55; Véase especialmente Felipe, “Leyendas árabes”, pp. 386-487 y Fierro, “Las genealogías”, p. 87. Agradezco a mi compañera Helena de Felipe los útiles consejos que me ofreció en el debate del Congreso Internacional «Las mujeres nazaríes y meriníes en el Mediterráneo islámico medieval (siglos XIII-XV)» (Granada, 6-7 junio 2019) para enfocar el análisis de los ancestrales nombres árabes femeninos presentes en las leyendas de legitimación genealógica y cultural de los Meriníes dentro de este estudio.. Como reflejan dichas anécdotas, ciertas mujeres ejercieron un protagonismo esencial en la acreditación de la «arabidad»19Aunque la formulación del concepto de «arabidad» (ʿurūba) sea moderna, podemos hallarlo reflejado ya en algunos textos medievales bajo la voz ʿurūbiyyya. En el contexto de la Edad Media, podríamos definirlo como un concepto que hace referencia fundamentalmente a una identidad cultural, y al prestigio del estatus social que esta representaba, y no tanto a una realidad racial, según lo explica Viguera, “La sociedad musulmana en al-Andalus: su reflejo en los textos”, p. 34, basándose en su empleo por parte de Ibn al-Ḫaṭīb en su obra Al-Iḥāṭa fī aḫbār Garnāṭa, vol. I, p. 136. Sin embargo, en un contexto tanto bereber como medieval como el que nos ocupa, dicha pretensión de «arabidad» venía acompañada de una reivindicación genealógica árabe, sobre todo en el caso de las dinastías. Este concepto debe ser, pues, diferenciado del de arabización (taʿrīb), fenómeno que, como es bien sabido, consiste en la adopción de distintas manifestaciones de la cultura árabe, entre ellas la lengua, por parte de poblaciones o individuos ajenos a ella, sin que ello afecte a sus identidades étnicas ni religiosas. de esta dinastía desde sus propias denominaciones onomásticas. Así, las principales fuentes dedicadas a registrar los orígenes de los Banū Marīn ya indican su supuesta procedencia materna árabe. En su Rawḍ al-qirṭās20 Ibn Abī Zarʿ al-Fāsī, Al-Anīs al-muṭrib, p. 365; Al-Ḏaḫīra, p. 15. , Ibn Abī Zarʿ (m. 715/1315) remonta las raíces familiares de los Meriníes a Muḍar b. Nizār, figura originaria de una de las dos tribus árabes más importantes del norte de la península de Arabia. El propio autor ya refiere el origen matriz árabe de la familia meriní, pues revela que este Muḍar tuvo dos hijos varones -Ilyās e ʿAylān- con una mujer llamada precisamente al-Rabāb bint Ǧanda21En la edición de Al-Ḏaḫīra (p. 15), se ofrece otra versión distinta de la genealogía de esta mujer, mencionada como Al-Rabāb bint Yīda. b. ʿAmr b. Maʿadd b. ʿAdnān, nombre que significa «la Nube blanca» o también «el Rabel»22Según Corriente, Diccionario árabe-español, p. 276. . Tanto la cadena genealógica de esta como su propia denominación ya reflejan una intención explícita de adjudicar un origen árabe materno a este linaje indudablemente bereber.

La siguiente mujer de la que tenemos noticias es Muzna bint Asad b. Rabīʿa b. Nizār23 Ibn Abī Zarʿ al-Fāsī, al-Anīs al-muṭrib, p. 365. Cabe corregir la grafía del nombre ofrecida en la edición de esta obra, Mudna, por la de Muzna, dada la existencia de mujeres que respondían a este último nombre, y no al primero de ellos, en la historia del Islam medieval, y ante el hecho de que así es mencionada en Al-Ḏaḫīra al-saniyya, p. 15. , la cual se desposó con Qays, el hijo del mencionado ʿAylān b. Muḍar, ancestro del que decían descender los Meriníes. Tanto el propio significado del nombre de esta fémina (“Lluvia”) como la tradición existente en su uso revelan que, muy probablemente, era una concubina24Bajo esta denominación, que hace referencia a un fenómeno de la naturaleza tan apreciado por los árabes como es la lluvia, están registradas de hecho varias mujeres de distintas dinastías de la historia del Islam: la esposa del último califa omeya de Damasco, Marwān II (127-132/744-750); la mujer del emir Muḥammad y madre del califa Omeya de Córdoba ʿAbd al-Raḥmān III (300-350/912-961), una mujer de origen cristiano (rūmiyya), posiblemente vascón; una esclava (ǧāriyya) del alcázar omeya de Córdoba que acabó siendo escritora (adība) y secretaria del referido califa omeya, falleciendo en 358/968; y, por último, la madre del califa omeya Muḥammad II al-Mahdī (399/1009; 400/1010).. El referido Qays b. ʿAylān tomaría como segunda esposa a una mujer bereber llamada Yarīg -transcrito en lengua árabe, a veces, como Barīġ- bint Maǧdalī b. Maǧdūl b. ̔ Ammār/ʿAmr b. Muḍar/Maṣfar al-Barbariyya al-Maǧdūliyya25 Ibn Abī Zarʿ al-Fāsī, al-Anīs al-muṭrib, p. 366; Al-Ḏaḫīra al-saniyya, pp. 15-16; Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 17, donde se ofrece una cadena genealógica distinta (Yarīġ bint Maǧdal b. ʿUmar b. Maṣrām b. Barr b. Qayṭ b. Maṣraym b. Hāzim b. Yāfit b. Nūḥ), y aparentemente menos fiable, de esta mujer, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 8. . Su cadena genealógica deja constancia de su origen amazigh o bereber26El término amazig / amahag (pl., imazigən / imuhag), cuyo significado es ‘hombre libre’, designa en lengua bereber (tamazig) a los bereberes en general, aunque ellos mismos, al carecer de todo sentido de comunidad, por lo general emplean sus nombres tribales cuando se refieren a sí mismos o han aceptado más o menos voluntariamente designaciones extranjeras. En cuanto al de «bereber», hunde sus raíces en la voz griega barbaroi y en la latina barbari, de las cuales pasó a la lengua árabe bajo las formas barbar / barbarī (pl., barābir / barābira); todos estos términos hacen referencia a la población autóctona del norte de África que habitaba el área comprendida desde la frontera egipcia (Sīwa) hasta las orillas del Océano Atlántico y la gran curva del Níger, y que se caracterizaban por hablar dialectos (o formas locales) de un único idioma, el bereber o tamazigh. Para esta definición, véase Pellat, Basset, y Galand,“Berbers”., algo acreditado también por su propio nombre, del que existen varias interpretaciones. Por un lado, se piensa que podría tratarse de un nombre originario de la era tardorromana, vándala o bizantina en su forma local indígena, no declinada, en la cual desapareció la -g o la -c final (col dileguo)27 Jud y Steiger (eds.), Vox romanica, vols. 13-14, p. 54. pues, como señala Helena de Felipe28 Felipe Rodríguez, Identidad y onomástica, p. 40. , «la onomástica constituye una muestra indiscutible de la impronta que los fenicios, romanos y árabes, principalmente, han dejado en su haber lingüístico y los nombres [bereberes] que señalamos a continuación son fiel reflejo de esta variedad». Sin embargo, según Carles Múrcia esta denominación se podría analizar morfológicamente como una 3ª persona del singular masculino de un verbo en aoristo, algo muy corriente en antroponimia amazig, significando ‘¡Que él se libre (de cualquier peligro)!’, ‘¡Que él se salve!’ o ‘¡Que él salga indemne!’29Según este investigador, este verbo es poco frecuente en amazig septentrional, aunque subsiste en shawi, pero en tuareg es de uso común.. Por su parte, Hassan Akioud relaciona este nombre con la voz Yareg o Tareg, este derivado del verbo areg (‘ofrecer ayuda’, ‘obsequiar’, ‘regalar algo a alguien’). En ambos casos, Yarīg correspondería a un nombre masculino (cuya forma en femenino sería Tarig o Tareg), si bien está documentado entre los bereberes el uso de nombres de varón en mujeres.

El origen amazig de esta mujer sirvió claramente a los Meriníes para justificar historiográficamente la berberización cultural de sus supuestos orígenes árabes, justificándola en una ancestral proximidad con la etnia bereber. El relato transmitido al respecto por Ibn Abī Zarʿ30 Ibn Abī Zarʿ, Al-Anīs al-muṭrib, pp. 366; Al-Ḏaḫīra al-saniyya, p. 16. narra cómo, en tiempos antiguos, las tribus bereberes habitaban por aquel entonces en Siria (al-Šām), donde eran vecinos de los árabes tanto de dicha zona como de Palestina y Egipto, estando en contacto con sus viviendas, zocos y pastos: «Con ellos [los árabes] compartían el agua, los prados y los caminos, hasta el punto de que incluso establecían vínculos matrimoniales entre sí». Una de estas uniones inter-étnicas fue la de Qays b. ʿAylān con Yarīg, con la que, según el mismo cronista, tuvo dos hijos: un hijo llamado Barr y una hija llamada Tumāḍir (‘Brillantez’)31 Ibn Abī Zarʿ, Al-Anīs al-muṭrib, p. 365-366; Al-Ḏaḫīra al-saniyya, p. 15. , ambos nombres árabes. Este Barr acabaría desposándose con una de las mujeres más hermosas de su tiempo, como reflejaba su propia onomástica: al-Bahāʾ (‘la Hermosura’). Dada su galanura y belleza, esta mujer -que era descendiente de Muḍar y al-Rabāb a través de su nieto Dahmān b. ʿAylān- tenía múltiples pretendientes, entre ellos sus cuatro primos paternos por parte de su tío Qays (llamados, respectivamente, ʿAmr, Saʿd, Ḫafṣa y el referido Barr). Ante los celos que provocó en los demás la unión de este último con al-Bahāʾ, la madre de Barr -la ya mencionada bereber Yarīg- resolvió que el matrimonio marchara hacia la población en la que vivían sus propios hermanos bereberes para estar a salvo, donde fueron acogidos. Al-Bahāʾ le dio allí a Barr dos hijos: ʿAlwān, quien murió siendo pequeño sin dejar descendencia, y Mādġīs, quien era apodado ‘el mutilado’ o ‘el manco’, y que sería el origen de la rama tribal bereber de al-Butr (literalmente, ‘la amputación’), a la que la mayoría de los Zanāta remontaban sus genealogías. Barr fallecería en la tierra bereber de su familia materna, en la que había vivido «hablando la más pura lengua bereber y siguiendo sus mejores costumbres y tradiciones», como afirma Ibn Abī Zarʿ, justificando así la familiaridad con la etnia bereber de esta rama familiar meriní32Sobre la figura de Barr, véase la mención que de él hace Calasso, “Arabi e berberi”, p. 336..

Centrándonos en la figura de Tumāḍir (hermana de Barr), su nombre constituyó otro exponente de la arabización genealógica de los Banū Marīn. Dicha denominación era árabe y de origen preislámico, siguiendo la tendencia de algunos bereberes de emplear nombres ǧāhilíes poco habituales33 Felipe Rodríguez, Identidad y onomástica, p. 46. , propios de las primeras mujeres de la historia del Islam; entre ellas Tumāḍir bint al-Asbaġ, madre de Abū Salāma b. ʿAbd al-Raḥmān b. ʿAmr, la primera mujer kalbí en contraer nupcias con un qurayšī34 Ibn Saʿd, Kitāb al-ṭabaqāt, vol. II, trad. ʿĀʾiša Bewley, The Men of Madina, p. 103; Ibn Saʿd, Kitāb al-ṭabaqāt, vol. VIII, trad. ʿĀʾiša Bewley, The Women of Madina, p. 207.; y, de manera especial, la célebre poetisa al-Ḫansāʾ -llamada realmente Tumāḍir bint ʿAmr bint al-Ḥarṯ b. al-Šarīd al-Sulamiyya (m. 24/645)35 Gabrieli, Francesco, “Al-Khansā”, p. 1027.-, mujer que pasó a la literatura árabe clásica por haber compuesto sentidas elegías al óbito de sus hermanos. En la construcción legendaria de la ancestral Tumāḍir meriní podemos advertir una posible inspiración en esta figura literaria femenina pues esta mujer, tras llorar por el alejamiento de su hermano Barr de su casa paterna, sus parientes y su lengua árabe, también lamentó al igual que la célebre poetisa el posterior fallecimiento de este en los múltiples poemas que ella misma compuso, según indican las crónicas meriníes36 Ibn Abī Zarʿ, Al-Anīs al-muṭrib, p. 367; Al-Ḏaḫīra al-saniyya, p. 15-19; Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 18. .

3. La onomástica de las mujeres reales meriníes37Para la identificación de algunas de las mujeres cuyos nombres son analizados en este epígrafe en el contexto familiar de los Banū Marīn, y un mejor seguimiento de su contenido, remitimos al árbol genealógico ofrecido por Miguel Ángel Manzano, a modo de anexo, al final de su traducción de la crónica Rawḍat al-nisrīn de Ibn al-Aḥmar.

 

3.1. Los nombres bereberes38Quisiera agradecer explícitamente la generosa ayuda que me han brindado Carles Múrcia (Universitat de Barcelona) y Hassan Akioud (Institut Royal de la Culture Amazighe -IRCAM-, Rabat, Marruecos) en la difícil tarea de desentrañar el significado de algunos nombres femeninos que expondré en este apartado, sobre todo, dado el hecho de que sus transcripciones en árabe desvirtuaron con frecuencia las versiones originales de dichas nomenclaturas, a veces difíciles de identificar. Igualmente, me han resultado de gran utilidad los citados trabajos de Miguel Ángel Manzano Rodríguez (“Onomástica benimerín…”, traducción anotada de la Rawḍat al-nisrīn…) y de Helena de Felipe Rodríguez (Identidad y onomástica…) tanto para la traducción al español de algunas de estas denominaciones femeninas como en la identificación de rasgos propios de las tradiciones onomásticas bereberes.

 

A pesar de sus pretensiones de arabización étnica, los Meriníes no lograron ocultar completamente su naturaleza bereber, algo que se muestra de manera bastante evidente en la onomástica amazig de algunas mujeres de esta familia. Como comprobaremos, al menos trece féminas (entre ellas madres, esposas e hijas de emires) portaron nombres propios de esta lengua, haciendo con ello gala de su origen étnico amazig. A pesar de los interesantes rasgos socio-culturales que revela, el análisis de este elenco onomástico resulta el más difícil de desentrañar de todos por distintas razones: en primer lugar, la diversidad de los dialectos bereberes dificulta a veces la identificación de algunos nombres femeninos cuyo uso fue poco común; por otro lado, en nuestro estudio partimos de la base de unos nombres bereberes transcritos en árabe en las crónicas, lo que dificulta la identificación de las raíces de las que algunas de estas denominaciones pudieron proceder en tamazig, al estar sus versiones en lengua árabe bastante alteradas con respecto a la que debería ser su forma original. Un fenómeno que ya identificó Helena de Felipe, al señalar que «el desconocimiento de la lengua y la onomástica bereber que podemos presuponer entre los autores de las fuentes [árabes] produce ciertas fluctuaciones en las grafías»39 Felipe Rodríguez, Identidad y onomástica, p. 41. , casos en los que lanzaremos hipótesis sobre su semántica.

Consta el empleo de nomenclaturas bereberes femeninas ya en tiempos del fundador de la dinastía meriní, ʿAbd al-Ḥaqq al-Marīnī (592-614/1195-1217), quien engendró una numerosa prole con distintas mujeres, algunas de ellas esposas legítimas y otras, seguramente concubinas40En el presente artículo, reproduciremos las fechas de reinado de cada soberano mencionado tan solo en su primera referencia en el texto.. De entre las primeras, su tercera esposa fue una mujer bereber llamada Tāʿzūnt bint Abī Bakr b. Ḥafṣ, perteneciente a los Banū Tanaluft y, según Ibn Abī Zarʿ41 Al-Anīs al-muṭrib, p. 380., a la dinastía ʿAbd al-Wādí de Tremecén; una mujer con la que tuvo a su hijo, el emir Abū Yaḥyà Abū Bakr (642-656/1244-1258)42 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 25, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 25. . El significado de este nombre, a veces vocalizado también como Tāʿzent43E incluso transcrito en árabe como Tāʿzuna, Ibn al-Aḥmar, Al-Nafḥa al-nisrīniyya, p. 35., es difícil de identificar, dado que la raíz √ʕZN no está atestiguada en amazig y que el fonema africado faringal sonoro /ʕ/ (ʿayn) no es antiguo en esta lengua, si bien se pudo introducir en ella en esta época. Hipotéticamente, esta voz podría relacionarse con distintas raíces parecidas dotadas de sentidos despectivos: con el adjetivo ʿzzi (‘negro’) -que era aplicado con menosprecio a personas de color tanto en amazig como en árabe marroquí-; con la voz taghznt (‘ogresa’), que podía hacer referencia a un aspecto determinado o defecto físico manifiesto de una mujer; o con el término taʿnzult (‘muda’, ‘mujer que tiene voz nasal’), considerando que la alternancia [l]/[n] es bastante común en amazig. A estas interpretaciones cbae añadir la existencia del lexema iẓan/uẓan (‘repartir’, ‘dividir’), del que derivaría el término tǝẓunt (‘parte’)44 Aghali-Zakara, “Néologie”, pp. 8-9.. Sea como fuere, consta que previamente una princesa almohade había respondido a esta denominación, que en el siglo XIV sería también portada por una de las hijas del emir meriní Abū l-Ḥasan ʿAlī (731-749/131331-1351)45 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 36, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 49, nota 153; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 48. .

Volviendo al referido emir ʿAbd al-Ḥaqq al-Marīnī, su única hija documentada se llamaba Urṭatlīm o Warṭalīm (variante, según Miguel Ángel Manzano, de Urtaṭīm)46 Al-Ḏaḫīra al-saniyya, p. 22; Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 25, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 24; Manzano, “Onomástica benimerín”, p. 123.. Esta denominación, más propia de la etnonimia que de la antroponimia, estaba formada por una partícula de negación verbal o nominal ur-/wr-/war-47 Chaker, “Onomastique berbère”, p. 488. (‘sin’) seguida de un verbo o de un sustantivo difícil de determinar bajo una raíz √ṬLM o √ḌLM. Seguramente, podría corresponderse con el nombre atestiguado en la antigüedad en Calama (Numidia) como Wartilam o, tal vez, con el nombre moderno de un tipo de halcón, el halcón sacre (falco cherrug) que, según Mohamed Oussous48 Lexique animal, p. 27 (nº 493) y p. 62 (nº 1138)., se llama warẓllim (‘el halcón’) en tamazig. Aunque este zoónimo ya contiene el prefijo privativo lexicalizado, se puede identificar en él claramente la raíz √ẒLM (‘estar pelado’), dado que esta ave rapaz es calva. Por otro lado, cabe señalar la existencia de una localidad llamada Beni Ourtilane (Banī Wartīlān) en la Kabilia argelina -tal vez relacionada con dicho nombre,- cuya denominación ha sido desglosada como wer (‘león’)- dh (‘y’) - thihran (‘leonas’), dadas las manadas de leones que habrían vivido allí en el pasado al abrigo de su terreno montañoso49Véase <http://dictionnaire.sensagent.leparisien.fr/Beni%20Ourtilane/fr-fr/#:~:text=1%2D%20Beni%20Ourtilane%20est%20dit,un%20anc%C3%AAtre%20vaillant%20et%20invincible>.. De ser cierta esta versión, dicho nombre femenino también podría hacer referencia a este topónimo bereber de índole animal.

Entre el colectivo femenino de los Banū Marīn también figuran nombres bereberes femeninos hipocorísticos o abreviaturas de uso familiar, concentrados por lo general en los entornos familiares de emires que reinaron en la primera mitad del siglo XIV. El primero con el que nos tropezamos en las crónicas es el de Bazzū bint ʿUṯmān b. Muḥammad b. ʿAbd al-Ḥaqq, esposa de Abū Yaʿqūb Yūsuf (685-706/1286-1307) y madre del emir Abū Ṯābit ʿĀmir (706-708/1307-1308)50 Ibn al-Ahmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 32, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 41; Ibn Abī Zarʿ, Al-Anīs al-muṭrib, p. 513; Manzano, “Onomástica benimerín”, p. 123.. Esta fue una mujer noble (ḥurra) bereber perteneciente a la propia familia meriní, pues, como su cadena genealógica indica, era descendiente directa de ʿAbd al-Ḥaqq al-Marīnī. En cuanto a su nombre, se halla todavía en uso en las sociedades bereberes actuales bajo la forma Bzza.

De esta misma naturaleza serían las denominaciones de las hijas que tuvo el emir Abū l-Ḥasan ʿAlī, llamadas respectivamente Tāmū, Zarrū y Sūna51 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 36, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 49; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 48. . Respecto a la primera de ellas, debía de corresponder a la voz Ṭamu, forma abreviada y berberizada del nombre árabe Fāṭima52 Manzano, “Onomástica benimerín”, p. 124.. Otra posible interpretación de esta nomenclatura es Tamu, nombre femenino usado en amazig posiblemente procedente del tuareg Tamat (‘variedad de acacia’). En cuanto a Zarrū, su inicial podría tratarse de una /t/ fricativa que se pronuncia como una /z/ en diferentes variantes del tamazig, pudiendo corresponder con la voz Tarru<Tarwa (‘descendientes’, ‘hijos’, ‘progenitura’). En el caso de escribirse con /z/ sonora, podría provenir del nombre azaru (‘compensación’, ‘aval’, ‘depósito’) en un contexto de transacciones comerciales, si bien en algunas zonas Azaru también significa ‘distancia’. Por último, el nombre de Sūna es difícil de localizar, pudiendo relacionarse muy hipotéticamente con la voz tasuna (‘máscara’); una denominación que fue posteriormente impuesta a una hija del emir Abū l-ʿAbbās Aḥmad (775-786/1373-1384; 789-796/1387-1393)53 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 46, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 74. . En ello se siguió la costumbre de repetir nombres propios en el seno de un mismo linaje, hasta el punto de que algunos se acabaran convirtiendo en marcas onomásticas del mismo, calando incluso sus usos en la población del pueblo llano (al-ʿāmma)54 Felipe Rodríguez, Identidad y onomástica, p. 44. .

Bereberes fueron también los nombres de algunas hijas del célebre emir Abū ʿInān Fāris (749-759/1348-1358), denominadas respectivamente con los hipocorísticos Zannū y Samā, y con el zoónimo de Ǧandūza55 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 39, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 57; Ibn al-Ahmar, Al-Nafḥa al-nisriniyya, p. 52; Manzano, “Onomástica benimerín”, p. 124. . Si bien el significado del primero de ellos es difícil de precisar, pudo ser empleado entre los bereberes de las zonas de las montañas del Atlas marroquí, de quienes los judíos podían haberlo tomado prestado56 Beider, “Jews of Berber Origin”, p. 51, basándose en Taïfi, Dictionnaire tamazight-français, p. 879.. Respecto al de Samā, tal vez podría corresponder con el nombre moderno de Sama. De Ǧandūza podemos por último aducir varias interpretaciones: por un lado, podría significar ‘la Becerra’ o ‘la Ternera’ en tamazig tagnduzt, aunque está morfológicamente arabizado; por otro, también podría corresponder a la voz ganduz o genduz (‘joven’), que por lo general se aplica únicamente a animales como cabras, vacas o camellos.

Otra denominación bereber fue la de Tāmallālt, portada por una esposa muwallada del recién referido Abū ʿInān Fāris, con la que tuvo a su hijo Abū Fāris Mūsà (786-788/1384-1386)57 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 47, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 75; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 66. . Según define LaneLane, Edward William, Arabic-English Lexicon, Londres, Willams & Norgate, 1863. 58 Lane, Arabic-English Lexicon, p. 2967. en su Lexicon, el termino muwallada designaba a una mujer cuyo origen no era completamente árabe, pudiendo corresponder también una niña o joven esclava criada entre árabes. Por su parte, Miguel Ángel Manzano59Traducción de la Rawḍat al-nisrīn de Ibn al-Aḥmar, p. 43, nota 130. definió igualmente esta voz (muwallad/a) en el contexto social meriní, la cual hace referencia «tanto a hombres como a mujeres que no son árabes puros, esto es, aquellos cuyo nasab no es totalmente árabe», según definición de Ibn Manẓūr en el diccionario Lisān al-ʿArab. Volviendo al nombre de Tāmallālt, llama la atención la antítesis existente entre su significado en bereber, ‘la Blanca’60Manzano Rodríguez, trad. de la Rawḍat al-nisrīn, p. 75, nota 227, donde señala la presencia de la marca gramatical del artículo en femenino. (en amazig, tamllalt), y los rasgos prosopográficos de la mujer que lo llevó, quien pudo ser morena de piel ya que se dice que la tez de su hijo tendía hacia esta tonalidad.

Por último, consta que también era bereber el nombre portado por una de las hijas del emir Abū l-Ḥasan ʿAlī, llamada Tāḥaḍrīt61 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 36, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 49, nota 152, quien remite a Ibn Ḫaldūn, Histoire des berberes, trad. M. le Baron de Slane, IV, pp. 354-355; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 48; Manzano Rodríguez, “Onomástica benimerín”, p. 124. . El significado de esta denominación podría ser ‘la Coja’, constituyendo pues un nombre propio concebido como laqab, es decir, como apodo o mote62Cabe destacar cómo en otras culturas se dio este fenómeno, siendo un ejemplo de ello en latín el nombre de Claudia, de idéntico significado (‘coja’), según apreciación de Carles Múrcia.. En este caso, divergiría en cuanto a su vocalización de la forma moderna taḥiḍart (la secuencia i-a es por sí sola peyorativa) a partir de la raíz √ḤḌR. En amazig moderno subsiste como apellido (sobre todo en el Rif) en su forma masculina, Aḥiḍar. Curiosamente, esta mujer aparece mencionada en las fuentes bajo una ambivalencia onomástica, pues los textos la mencionan tanto por su nombre bereber Tāḥaḍrīt como por su variante árabe, Ḥaḍriyya (‘Alteza’, ‘Excelencia’). Ante todo, se trataba al parecer de un nombre de moda entre las mujeres bereberes de alta cuna en las sociedades magrebíes de la época, pues se tiene constancia de otras figuras que también lo portaron: tanto Ibn Ḫaldūn (m. 808/1406) como la Crónica de Alfonso XI mencionan a un tal ʿAskar Ibn Tāḥaḍrīt, cabeza de las tropas meriníes que en 1343 estaban asentadas en al-Andalus en tiempos del emir nazarí Yūsuf I (733-755/1333-1354)63 Ibn Ḫaldūn, Histoire des berberes, p. 235; Manzano Rodríguez, La intervención de los Benimerines, pp. 269, 275, 276, 286, 299, 313 y 314.; por su parte, se sabe de la existencia de una princesa zayyāní llamada Tāhaḍrīt (m. 819/1416), hija del emir Abū Ḥammū Mūsà (II) (760-761/1358-1359), cuya sepultura e inscripción funeraria se conservan en Tremecén64 Brosselard, Memoire épigraphique, pp. 28-30, trad. Estasen, P., “Revista de academia”, p. 309; Barges, Complément de l’histoire, p. 229..

3.2. Los nombres islámicos de ‘las Madres de los Creyentes’ meriníes

 

Las mujeres de la familia meriní también recibieron, como era de esperar, denominaciones árabes de muy distintos tipos en función de sus diferentes condiciones sociales, con las que esta dinastía trató de acreditar su alto nivel de arabización por las razones ya expuestas. Sin embargo, entre ellos los nombres propios tanto de las llamadas ‘Madres de los Creyentes’ musulmanes (ummahāt al-muʾminīn) como de las hijas del Profeta65Sobre las hijas de Mahoma, véase la obra de la escritora egipcia ʿAbd al-Raḥmān, ʿĀʾiša, más conocida como Bint al-Šāṭiʾ, The Daughters, y ʿAlwānī, Al-Banāt. ocuparon un lugar fundamental, actuando como valores exponenciales de la profunda religiosidad islámica alcanzada por los Banū Marīn. Al igual que hicieron otras dinastías islámicas anteriores o coetáneas, los Meriníes tuvieron en consideración estas nomenclaturas femeninas, que otorgaron a sus descendientes o que portaron algunas mujeres que desposaron, con la intención de convertirlas en modelos de virtud análogos a los que dichas figuras emblemáticas de la historia del Islam representaban66 Boloix Gallardo, “Virtue, Sanctity, and Charity”..

El primer nombre, en términos de frecuencia de uso, empleado en su seno familiar fue el de ʿĀʾiša, vinculado a una de las figuras más destacadas de la tradición islámica: ʿĀʾiša bint Abī Bakr (m. 58/678), la esposa preferida de Mahoma y, a su vez, hija del primer califa en la serie de los ‘bien guiados’ (al-ḫulafāʾ al-rašīdūn) Abū Bakr al-Ṣiddīq (632-634)67Sobre esta importante figura femenina islámica, véase Abbot, Aishah; asímismo, Bint al-Šāṭiʾ, The Wives, pp. 55-98; Watt, “ʿĀʾisha”, pp. 307-308; Spellberg, Politics.. El significado de este nombre, procedente de la raíz ʿāša (‘vivir’), significa ‘la Próspera’ y ‘la Viviente’, sinónimo pues de al-ḥayya (‘la viva’)68 Schimmel, Islamic names, pp. 20 y 43; Ḥusayn, Muʿǧam, p. 358; Salahuddin, A Dictionary, p. 236.. La gran trascendencia histórica y religiosa de esta figura femenina, considerada todo un referente en el Islam, hace que su nombre sea uno de los más habituales en el mundo islámico en general69 Marín, “Cercanas a Dios”, p. 47.. En cuanto al empleo de su denominación en época medieval, lo encontramos por lo general presente en los círculos suníes, pues fue evitado por los šiʿíes por la tensa relación que aquella mantuvo tanto con la hija de Mahoma, Fāṭima, como con su marido ʿAlī70 Schimmel, Islamic names, pp. 36 y 43; Boloix Gallardo, Las sultanas de la Alhambra, pp. 143-144. .

Por su carácter islámico, la dinastía meriní hizo uso de esta denominación tan emblemática entre las mujeres musulmanas. El nombre de ʿĀʾiša, pronunciado en bereber como ʿIša, fue llevado por al menos por cuatro mujeres meriníes documentadas en las fuentes. Comenzando por el siglo XIII, fue portado por la segunda esposa que tomó el emir Abū Yūsuf Yaʿqūb (656-685/1258-1286), llamada ʿĀʾiša bint Muhalhil b. Yaḥyà al-Ḫalaṭī, mujer con la que engendró al octavo emir de la dinastía, Abū Saʿīd ʿUṯmān II (710-731/1310-1331). De ella se nos dice que era noble (ḥurra) y árabe (ʿarabiyya), rasgo que encaja perfectamente con el empleo de esta denominación71 Ibn Abī Zarʿ, Al-Anīs al-muṭrib, p. 522; Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 34; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 43. . Una centuria más tarde, también portarían dicha nomenclatura las hijas de los emires Abū ʿInān Fāris72 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 39, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 57; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 52. y Abū l-ʿAbbās Aḥmad73 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 46, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 74 y nota 222, quien indica otra posible lectura en otro manuscrito como Yāmina. , respectivamente, así como la madre del emir Abū Zayyān Muḥammad III (774-776/1372-1374), llamada ʿĀʾiša bint Fāriḥ ‘el elche”74 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 44, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 70; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 63. .

Otra nomenclatura representativa de las grandes mujeres del Islam llevada por las Meriníes fue la de Fāṭima, correspondiente a la celebérrima Fāṭima al-Zahrāʾ (m. 11/633). Se trataba de la hija engendrada por Mahoma y su primera mujer, Ḫadīǧa75 Watt, “KHadīdja”, p. 898., y esposa a la vez de ʿAlī Ibn Abī Ṭālib (656-661), el cuarto califa ‘bien guiado’ (rašīd) e iniciador de la comunidad šiʿī76 Veccia Vaglieri, “Fāṭima”, pp. 841-850.. El virtuosismo de esta mujer fue tal que llevó al Profeta a designarla tanto Sayyidat nisāʾ al-ǧanna (‘la Señora de las mujeres del paraíso’) como Sayyidat nisāʾ al-ʿalamīn (‘la Señora de las mujeres de los dos mundos’)77 Qutbuddin, “Fatima (al-Zahra)”, p. 249.. Se trata de un nombre cuyas connotaciones semánticas, al margen de las religiosas, evidenciaban la gran importancia de la maternidad como principal papel femenino desde tiempos antiguos, pues significa ‘Destetadora de [muchos] hijos’78 Viguera Molíns, “Estudio preliminar”, p. 26. . Considerando la gran veneración que esta figura inspiraba en la comunidad de creyentes musulmanes (al-umma), con este nombre fueron denominadas, al igual que en otros colectivos dinásticos79En el caso de la dinastía nazarí, hay al menos siete mujeres documentadas bajo este nombre desde el siglo XIII hasta el XV. Véase Boloix Gallardo, Las sultanas de la Alhambra, pp. 141-142. , varias mujeres meriníes, en cuyo caso era pronunciado como Faṭma, Fadna o Fazma en bereber80 Daaïf, “Le nom propre”, p. 103. ; en concreto, las hijas de los emires Abū ʿInān Fāris -la cual es calificada de piadosa (al-ṣāliḥa)81 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 39, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 56; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 52. -, Abū Zayyān Muḥammad II (763-767/1361-1365)82 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 43, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 67; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 60. , Abū l-ʿAbbās Aḥmad83 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 46, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 74 y nota 222, quien indica otra posible lectura en otro manuscrito como Yāmina. y Abū Fāris Mūsà84 Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 66; Ibn Abī Zarʿ al-Fāsī, al-Anīs al-muṭrib, p. 317, afirma, seguramente por error, que la madre del emir Abū Yūsuf Yaʿqūb se llamaba Fāṭima bint Yūsuf b. ʿAbd al-Muʾmin.. Tal vez haya que relacionar incluso con esta denominación la de al-Zahrāʾ (‘la Resplandeciente’)85 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 36, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 49; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 48. , que llevó una hija de Abū l-Ḥasan ʿAlī, como versión posiblemente abreviada de la de Fāṭima al-Zahrāʾ. Ante todo, el nombre de Fāṭima estuvo, al parecer, bastante presente en la sociedad fezí.

Otro nombre femenino sagrado de la tradición islámica presente en el árbol genealógico meriní fue el de Ruqayya (‘ascenso’, ‘canto o recitación de palabras divinas’, aunque también ‘encantadora’86 Salahuddin, A Dictionary, p. 315.), pronunciado en bereber como Rqiyya87 Daaïf, “Le nom propre”, pp. 103-104, versión tamazig en la que se suprime la primera vocal del nombre y la tendencia a vocalizar en «i» la segunda vocal «a», como suele ser habitual en el caso de existir una yāʾ doble, especialmente en el caso de los diminutivos, como el que nos compete. , cuya frecuencia de uso sigue al de Fāṭima en las sociedades bereberes medievales. Así se denominó otra de las hijas que Mahoma tuvo con Ḫadīǧa, llamada Ruqayya bint Muḥammad (m. 2/624), la cual luego se convertiría en la esposa de tercero de los califas rašīdūn, ʿUṯmān b. ʿAffān (23-35/644-655). Tenemos constancia de sendas Ruqayyas meriníes: una hija de Abū ʿInān Fāris -que posteriormente sería desposada con el emir Abū l-ʿAbbās Aḥmad, con quien engendraría a Abū Zayyān Muḥammad IV (788/1386)88 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, pp. 39 y 47, trad. Miguel Ángel Manzano, pp. 56 y 77; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 52. «- y una descendiente de Abū Fāris Mūsà89 Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 66. .

Bajo el nombre de Āmina (‘digna de confianza’), correspondiente como es bien sabido a Āmina bint Wahb (m. c. 576), la madre del profeta Mahoma90La escritora Bint al-Šāṭiʾ también escribió una monografía sobre esta figura, titulada The Mother of the Prophet, El Cairo, 1963, basada asimismo en fuentes árabes. Salahuddin, Ahmed, A Dictionary, p. 238., tenemos documentada a una hija del emir Abū l-ʿAbbās Aḥmad91 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 46, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 74 y nota 222, quien indica otra posible lectura en otro manuscrito como Yāmina. . Procedente de la misma raíz semántica -amana, verbo que alberga los sentidos de ‘fiarse de’ y de ‘confiar en’ alguien- figura asimismo el nombre de Maymūna (‘favorable’, ‘próspera’, ‘afortunada’), vinculado a Maymūna bint al-Ḥāriṯ (m. 54/673), una de las esposas del Profeta convertida al Islam bajo esta denominación tan reveladora92 Salahuddin, A Dictionary, p. 287.. Esta fue otorgada a dos mujeres de la estirpe meriní: por un lado, a una de las hijas del emir Abū Saʿīd ʿUṯmān (II)93 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 34, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 46; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 43. y, por otro, a una de las esposas de su sucesor, el emir Abū l-Ḥasan ʿAlī y madre de Abū ʿUmar Tāšufīn (762-763/1361), la cual era precisamente una muwallada árabe94 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 42, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 65; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 59. Sobre todos estos nombres, véase Marín, Mujeres en al-Andalus, pp. 61-62..

El nombre de otra de las esposas de Mahoma, Ḥafṣa -relativo a Ḥafṣa bint ʿUmar (m. 45/665), hija del califa rašīd ʿUmar b. Ḫaṭṭāb-, fue impuesto a una de las hijas del sultán meriní Abū Zayyān Muḥammad II95 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 43, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 67; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 60. , significando en su origen ‘cachorra de león’. Igualmente, consta que Abū l-Ḥasan ʿAlī llamó a una de sus hijas Ṣafiyya (‘Pura’, ‘Clara’)96 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 36, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 49; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 48. , a imagen de Ṣafiyya bint Ḥuyayy al-Aḫṭab (m. 50/670 ó 52/672)97 Vacca y Roded, “Ṣafiyya”., esposa judía de Mahoma procedente de la tribu de los Banū l-Naḍīr de Medina que se convirtió al Islam. Aunque algo más alejado cronológicamente del entorno familiar del Profeta, está el nombre de Sukayna, diminutivo de Sakīna (‘tranquilidad’, ‘serenidad de espíritu’), que llevó una de las hijas del imam al-Ḥusayn b. ʿAlī y, por tanto, una biznieta de Mahoma. Éste fue el elegido para otra hija de Abū ʿInān Fāris98 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 39, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 57; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 52..

Por último, y aunque no referido a una tradición onomástica propiamente islámica, consta que el emir Abū Saʿīd ʿUṯmān II tomó una esposa, también muwallada, llamada Maryam, que llegó a ser su favorita (ḥaẓiyya) y con la que tuvo a su hijo Abū Fāris ʿAbd al-ʿAzīz (796-799/1393-1396)99 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 43, trad. Miguel Ángel Manzano, pp. 67-68; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 61. . En cuanto a su significación, se inserta en la tradición onomástica bíblico-coránica, pues este es el nombre con el que los árabes se refieren a la virgen María en los textos sagrados del Islam, entre ellos el CoránEl Corán, Julio Cortés (trad.), Barcelona, Herder, 1998. 100 Salahuddin, A Dictionary, p. 287. . Cabe señalar también su similitud con el de una de las esposas del Profeta, Māria bint Šimʿūn (María, hija de Simón), quien curiosamente era una cristiana copta de Egipto101Sobre esta figura, véase de nuevo Bint al-Šāṭiʾ, The Wives of the Prophet Muhammad, pp. 201-216; Salahuddin, A Dictionary, p. 286. . Según ciertas interpretaciones, este nombre podía significar ‘la piadosa’102 Wensinck, y [Johnstone], “Maryam”, p. 628. , si bien también se ha dicho que en lengua hebrea significaba ‘don de Dios’ (hibat Allāh)103 Ḥusayn, Muʿǧam, p. 547.. Sin embargo, parece un hecho destacable que los bereberes tanto del Magreb como de al-Andalus no tuvieron una gran inclinación hacia el uso de denominaciones de este origen, tal vez, como explica Helena de Felipe, «por la falta de interés en una hipotética identificación con la población hispano-romana o las comunidades judías»104 Felipe Rodríguez, Identidad y onomástica, p. 41. Sin embargo, cabe advertir cómo en un contexto dinástico colindante con el mundo cristiano como fue el de los Nazaríes de la península ibérica, el nombre de Maryam estuvo asociado a una mujer, hija del emir Ismāʿīl I (713-725/1314-1325) y de su concubina cristiana ʿAlwa; un hecho en el que, tal vez, podría verse cierta intención de reflejar el origen cristiano de su madre. . A pesar de ello, en el árbol genealógico meriní hallamos a la ya identificada Maryam, a la que las fuentes árabes ilustran como una mujer noble (ḥurra) profundamente islamizada, a pesar de ser una esclava liberta, como demuestra el hecho de que realizara la peregrinación a La Meca hacia el año 740 (1339) a instancias de su hijastro, el emir Abū l-Ḥasan, quien le profesaba un gran afecto y respeto105 Boloix Gallardo, “Presencia”, pp. 19-20; Boloix Gallardo, “Virtue, Sanctity, and Charity”, pp. 328 y 332-333..

3.3. Las kunyas onomásticas: exponentes de maternidad, cualidad y dones divinos

 

Dentro del catálogo de denominaciones árabes que algunas mujeres de la familia meriní recibieron, cabe mencionar también aquellos nombres formulados como kunyas onomásticas, uno de los signos más claros de arabización106 Marín, Mujeres en al-Andalus, p. 65.. Estos siguieron el esquema ‘Umm’ + nombre propio/sustantivo, por lo general relativo a una cualidad o un don divino, binomio que podría traducirse bien como ‘la madre de’ un individuo citado a continuación, bien como ‘la dotada de’ la virtud subsiguiente107 Felipe Rodríguez, Identidad y onomástica, p. 452. .

Distintas mujeres de esta dinastía respondieron a esta tipología de nombres, propia de la cultura islámica. Un ejemplo de ello es el de Umm al-Yumn (‘la madre de la bendición’ o ‘la dotada de la prosperidad’), que portó Umm al-Yumn bint Muḥallī al-Baṭṭīwī o al-Baṭṭūʾī108 Ibn Abī Zarʿ, Al-Anīs al-muṭrib, p. 388; Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, pp. 25 y 27, trad. Manzano, pp. 25 y 30; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 36. Sobre los orígenes familiares de esta mujer, véase Manzano Rodríguez, La intervención de los Benimerines, p. 227, notal 618., la última esposa de ʿAbd al-Ḥaqq al-Marīnī, quien era de origen bereber como indica su nasab. Similar fue el nombre de Umm al-ʿIzz (‘la madre de la gloria’ o ‘la dotada de la gloria’) bint Muḥammad b. Ḥāzim al-ʿAlawī109 Ibn Abī Zarʿ al-Fāsī, Al-Anīs al-muṭrib, pp. 445, 493 y 537; Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 30, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 38; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 36. , correspondiente a la esposa del emir Abū Yūsuf Yaʿqūb -madre, a su vez, de Abū Yaʿqūb Yūsuf-; un nombre que portaría también, ya en el siglo XIV, una de las hijas del emir Abū l-Ḥasan ʿAlī110 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 36, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 49; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 48. . Ambas denominaciones podrían tal vez relacionarse con las expresiones de al-yumn li-Llāh (‘la bendición es de Dios’) y al-ʿizz li-Llāh (‘la gloria es de Dios’), respectivamente, tan frecuentes en la epigrafía islámica medieval y presentes, en concreto, en la de algunas construcciones erigidas por la dinastía meriní111De hecho, algunas de ellas figuran en la decoración epigráfica de la necrópolis real meriní de Chella. Véase, a modo de ejemplo, Basset, y Lévi-Provençal, “Chella: une nécropole mérinide”, p. 70; Cressier et al., “Un cas unique d’épure d’architecture en Occident islamique”, pp. 14 y 26. . Estas y otras locuciones formaban parte de la llamada ‘temática de la felicidad y bienestar’ (thématique du bonheur et du bien-être) epigráfica, que comenzó a ser utilizada en arquitectura a partir de la época almohade -y, posteriormente, también en la nazarí-, y que implicaba la presencia divina manifiesta en la generosidad del soberano y explicitada en todos estos conceptos112 Martínez Enamorado, “Epigrafía meriní”, pp. 84-85; Martínez Núñez, “El proyecto almohade”, pp. 139-157.. En este sentido, los dones que expresaban estas jaculatorias podrían hacerse extensivos a las mujeres meriníes que portaron dichos nombres, como receptoras de la bendición y de la gloria que Dios concedía a dicha dinastía.

Bajo denominaciones parecidas figuran, igualmente, dos hijas del célebre emir Abū ʿInān Fāris, llamadas respectivamente Umm Hānīʾ (‘la [Madre] de Hānīʾ’) y Umm al-ʿAzīz (‘la [Madre] de ʿAzīz’), si bien de esta última se dice que era conocida bajo el apodo de Mindīla (‘delantal’, ‘velo’ o ‘turbante’)113 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 39, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 57; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 52, donde su nombre es ofrecido como Amat al-ʿAzīz, nombre teóforo que tal vez tenga más sentido.. Igualmente, consta que una de las hijas que engendró tanto Abū ʿInān114 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 39, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 57; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 52. como Abū Zayyān Muḥammad II115 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 43, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 67; Ibn al-Ahmar, al-Nafha al-nisriniyya, p. 60. y Abū l-ʿAbbās Aḥmad116 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 46, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 74. respondían al nombre de Umm al-Faraǧ (‘la madre de Faraǧ’ o ‘la dotada de la alegría’).

Este último soberano engendró, por último, a una hija denominada Umm Umm al-Fatḥ (‘la dotada de la conquista’ o de ‘la victoria’)117 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 46, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 74. , nombre cuyo análisis merece una especial atención en un contexto mucho más amplio, pues se trataba de una nomenclatura emblemática de las mujeres de la dinastía nazarí de Granada de los siglos XIV y XV, que trascendió a las crónicas cristianas castellanas como Omalfata u On Malfath118 Boloix Gallardo, Las sultanas de la Alhambra, pp. 145-146.. Esta denominación llevaba implícitas unas connotaciones militares triunfalistas, pues la victoria que exhortaba en nombre del Islam parecía derivada del propio espíritu de conquista y de triunfo que alentó en todo momento a los Banū Naṣr, siempre en pie de guerra con los reinos cristianos peninsulares y, muy especialmente, con la cercana Corona de Castilla; de hecho, esta dinastía se sirvió de la raíz árabe f-t-ḥ en la construcción de su propio discurso triunfal como evidencia el análisis de muchas de sus manifestaciones oficiales119 Boloix Gallardo, “¿Vencedores o vencidos?”, pp. 293-298. .

Volviendo al conjunto dinástico meriní, tal vez puede advertirse en la elección de este nombre por parte de Abū l-ʿAbbās Aḥmad una clara influencia de esta moda onomástica femenina granadina, posiblemente justificable en una serie de hechos que acreditan la especial cercanía que este emir tuvo con el reino nazarí: en primer lugar, consta el origen andalusí de la madre de dicho sultán meriní, de la que afirma Ibn al-Aḥmar120 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 45, trad. Miguel Ángel Manzano, pp. 71-72. que era «una mujer libre, hija de un combatiente de la Guerra Santa [en al-Andalus] llamada Nuzha bint Abī l-ʿAbbās Ḫaḍir b. Abī ʿAbd Allāh Muḥammad al-Sibāʾī al-Qaḥṭānī al-Andalusī»; por otro lado, el propio Abū l-ʿAbbās Aḥmad había nacido en Granada, concretamente en el año 756 (1355-56), según Ibn al-Aḥmar121 Ibn al-Aḥmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 64. ; también, recordemos que el emir nazarí Muḥammad V -que precisamente denominó a una de sus hijas Umm al-Fatḥ122 Boloix Gallardo, Las sultanas de la Alhambra, p. 78.- había estado exiliado en la corte meriní de Fez entre los años 760-763 (1359-1362), un tiempo en el que esta pudo posiblemente acompañar a su padre al Magreb con el resto de su familia o, incluso, haber nacido en tierras meriníes. Por último, también es cierto que, tras su regreso a al-Andalus al recuperar el poder de la Alhambra, el segundo reinado de Muḥammad V (763-793/1362-1391) fue en parte políticamente coetáneo al segundo gobierno de Abū l-ʿAbbās Aḥmad (789-796/1387-1393)123 Boloix Gallardo, “Fés, point de rencontré”, pp. 342-343.. Consta que dicha nomenclatura, que acabó siendo emblemática de las mujeres de la sociedad granadina nazarí, siguió estando presente en Fez en época waṭṭāsí a través de familias granadinas exiliadas a dicha ciudad, como los Banū l-Ǧadd, emigrados allí a finales del siglo XV, entre los que se figuraba una mujer llamada Ummal-Fatḥ bint ʿAbd al-Wahhāb al-Kinānī124 Rodríguez Mediano, Familias de Fez, p. 146..

3.4. Otros nombres árabes: šuhras y epítetos onomásticos de esclavas y concubinas

 

Por último, analizaremos los nombres árabes que recibieron algunas mujeres meriníes, a través de los cuales esta estirpe explicitó también tanto su grado de arabización como sus pretensiones de «arabidad». Distinguiremos, por un lado, aquellos que portaron algunas mujeres nobles sin entrañar, como en el apartado inmediatamente anterior, una significación religiosa y, por otro, los «epítetos onomásticos» que les fueron impuestos a las concubinas tomadas por distintos emires de esta dinastía.

Comenzando por el primer elenco, hallamos que una de las esposas del fundador de la dinastía meriní, ʿAbd al-Ḥaqq al-Marīnī, se llamaba Sawṭ al-Nisāʾ (‘el Azote de las mujeres’), nombre a modo de apodo (šuhra) que tal vez podría ser igualmente vocalizado como Sūṭ al-Nisāʾ. Con esta mujer, de la que se dice que era descendiente de los jerifes de al-Ḥusayn (šurafāʾ ḥusayniyyīn), engendró dicho soberano a sus vástagos ʿAbd Allāh, Idrīs y Raḥḥū125 Ibn Abī Zarʿ al-Fāsī, al-Anīs al-muṭrib, p. 403; al-Ḏaḫīra al-saniyya, p. 23; Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 25, trad. Manzano, p. 24; Manzano Rodríguez, “Onomástica benimerín”, pp. 127-128, nota 33. . Como al-Nuwwār bint Ṭāsalīt/Abī Bakr b. Ḥafṣ al-Wanyāsiniyya figura la segunda esposa que tomó este emir, una mujer bereber perteneciente a los Banū Yanǧāsin, cuyo nombre significaba Flor, especialmente blanca’. Con ella tuvo a sus hijos ʿUṯmān (I), el segundo emir meriní (614-638/1217-1240), y Muḥammad (638-642/1240-1244)126 Al-Ḏaḫīra al-saniyya, pp. 23 y 35; Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 25, trad. Manzano, p. 24; Ibn Marzūq, Al-Musnad, p. 112, trad. Viguera, p. 99. Boloix Gallardo, “Presencia e importancia”, p. 15. . Por su parte, tanto una hija de Abū ʿInān Fāris como de Abū Zayyān Muḥammad II recibieron la peculiar denominación de Sitt al-ʿArab (‘Señora o Dama de los árabes’)127 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, pp. 39 y 43, trad. Miguel Ángel Manzano, pp. 56 y 67; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, pp. 52 y 60; Manzano Rodríguez, “Onomástica benimerín”, p. 123. , la cual era, al parecer, algo más frecuente en tierras del Egipto mameluco, pues así consta que se llamaban las esposas o hijas de algunas figuras destacadas de dicho reino128Sirvan de ejemplo la hija de Badr al-Dīn Ibn ʿAsākir o la esposa del jurista mameluco Šihāb al-Dīn Abū Šāma (m. 665/1368). .

Pasando al ámbito de las esclavas destinadas al concubinato, estas recibieron, según era costumbre, nombres a gusto de su nuevo dueño que hacían referencia a sensaciones placenteras procedentes de campos semánticos muy diversos. En este sentido, los Meriníes no mostraron una gran originalidad, ya que otorgaron a sus esclavas nombres conocidos que, salvo excepciones, ya habían portado mujeres de dicha categoría en otros puntos y momentos de la historia del Islam.

Siguiendo el orden establecido en la catalogación que Manuela Marín129 Marín, Mujeres en al-Andalus, pp. 66-69. hizo de este tipo de denominaciones, hallamos entre ellas nombres de animales, como los que recibieron Ġazzāla (‘Gacela’)130 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 40, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 60; Ibn al-Ahmar, al-Nafha al-nisriniyya, p. 54. , concubina de Abū ʿInān Fāris, o Rīma (‘Gacela blanca’)131 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 36, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 49; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 48. Sobre el significado de este nombre, véase Salahuddin, A Dictionary, p. 313 y Ḥusayn, Muʿǧam, p. 211., hija de Abū l-Ḥasan ʿAlī. Este último caso resulta extraño al ser esta una denominación más propia de una esclava que de una hija, según los patrones onomásticos ya señalados; de hecho, Rīm (‘Gacela blanca’) se llamó una concubina del emir nazarí Yūsuf I (733-755/1333-1354), con quien engendró a su hijo Ismāʿīl II (760-761/1359-1360)132 Boloix Gallardo, Las sultanas de la Alhambra, p. 74; Boloix Gallardo, “Beyond the Ḥaram”, pp. 396-399. . Igualmente, entre las Meriníes también figuran nomenclaturas relacionadas con el reino vegetal, tales como al-Yāsmīn (‘el Jazmín’)133 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 41, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 61; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 55. , concubina de Abū ʿInān Fāris.

Otras esclavas respondieron a denominaciones relativas a fenómenos atmosféricos o astronómicos, siendo el caso de las dos concubinas (ummahāt al-awlād) cristianas (rūmiyyāt) que tomó este último soberano134 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 36, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 49; Ibn al-Ahmar, al-Nafha al-nisriniyya, p. 43. , llamadas respectivamente Šams al-Ḍuḥà (‘Sol de la mañana’)135 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 37, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 53; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 51. y Qamar (‘Luna’)136 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 41, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 62; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 49. . Ambos nombres ya gozaban de un destacado uso entre mujeres esclavas de la historia del Islam. Bajo el nombre de Šams al-Ḍuḥà está documentada, de hecho, una concubina del emir nazarí Muḥammad II (671-701/1273-1302)137 Boloix Gallardo, Las sultanas de la Alhambra, pp. 58-59; Boloix Gallardo, “Beyond the Ḥaram”, p. 391. . Por su parte, el nombre simple de Šams (‘Sol’) -del que están documentadas variantes como Šamsī138Nombre habitual entre las mozárabes toledanas, documentado en un epitafio de una mujer mozárabe llamada precisamente Šamsī ibnat Ibn al-Šayḫ hallado en Toledo, de principios de la época almohade (año 1160), estudiado por Lévi-Provençal, Inscriptions arabes d’Espagne, p. 79, nº 82; Martínez Núñez, “Las fuentes epigráficas”, p. 65. y Šamsa139Recogido por Ḥusayn, Muʿǧam, p. 308.- estaba especialmente vinculado en al-Andalus (sobre todo, en la dinastía nazarí140 Boloix Gallardo, Las sultanas de la Alhambra, pp. 51-53, 60, 74, 154; Boloix Gallardo, “Beyond the Ḥaram”, pp. 390-391.) con mujeres procedentes del área cristiana de la península ibérica; de hecho, así se llamaba la madre del califa almohade Abū l-ʿAlāʾ Idrīs (624-630/1227-1232), la cual era precisamente «una concubina cristiana» (umm al-walad rūmiyya)141 Ibn Abī Zarʿ, Al-Anīs al-muṭrib bi-Rawḍ al-qirṭās, p. 341.. En realidad, podría tratarse de una traducción del castellano al árabe del nombre cristiano ‘Sol’ -al que supuestamente respondió una de las hijas del Cid Campeador-, el cual, según Jack Weiner142Weiner, El Poema de Mío Cid, p. 107., no era «medieval sino clásico, es decir, mitológico»143Cabe destacar que Ḥusayn, Muʿǧam, p. 308, recoge en la entrada de este nombre otra versión femenina del mismo nombre, Šamsa.. Considerando que las hijas del Cid eran ‘blancas como el sol’144Weiner, El Poema de Mío Cid, p. 107., tal vez la aplicación de esta nomenclatura respondiese a la intención de reflejar los rasgos físicos claros y rubios que pudieron tener las mujeres que lo portaron.

En cuanto a Qamar, su uso fue todavía más frecuente entre mujeres esclavas; en concreto, consta que así se llamaron las concubinas que tomaron, respectivamente, el emir almorávide ʿAlī b. Yūsuf (500-537/1107-1143)145 Marín, Mujeres en al-Andalus, pp. 588 y 589. y el sultán nazarí Ismāʿīl I (713-725/1314-1325)146 Boloix Gallardo, Las sultanas de la Alhambra, pp. 71-72.. Este nombre responde a la voz genérica árabe para referir a la luna, siendo en poesía árabe clásica una recurrente metáfora con la que los poetas describían el rostro radiante de la amada, el que, tal vez, pudo tener la concubina meriní que lo llevaba.

Por su parte, hubo mujeres que recibieron denominaciones de materiales preciosos o altamente valorados, más originales que los anteriores: así sucedió con al-ʿAnbar (‘el Ámbar’)147 Ibn al-Ahmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 35, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 48; Ibn al-Aḥmar, al-Nafha al-nisriniyya, p. 47; Ibn Marzūq, El Musnad, pp. 199-202, Ibn Ḫaldūn, Kitāb al-ʿibar, vol. VII, p. 288; y ed. Būlāq, VII, p. 267 y la Gran Crónica de Alfonso XI, vol. II, cap. CCXXXV, p. 231, apudManzano Rodríguez, “Biografías y poder político”, p. 254 y nota al pie 2. Sobre esta mujer, véase Boloix Gallardo, “Presencia e importancia”, pp. 15-19 y “Virtue, Sanctity, and Charity”, p. 323., concedido a una esclava negra abisinia (ʿabašiyya) de Abū Saʿīd ʿUṯmān II (710-731/1310-1331), cuyo nombre hacía referencia a una sustancia muy apreciada en el Oriente islámico por generar un perfume de agradable aroma148 Ruska y Plesner, “ʿAnbar”, en EI2, vol. I, p. 484; Rāġib, “Esclaves et affranchis”, p. 247.. Resulta llamativo que esta nomenclatura fuese aplicada a una mujer, puesto que generalmente era impuesta a esclavos varones de la historia del Islam149Agradezco a mi compañero Mohamed Meouak (Universidad de Cádiz) las siguientes referencias bibliográficas que generosamente me ha facilitado para acreditar el uso onomástico masculino del nombre de ʿAnbar en las sociedades islámicas medievales: Ayalon, “The eunuchs”, pp. 267-295; Marmon, Eunuchs & Sacred Boundaries, pp. 71-72; Meouak, Ṣaqāliba, p. 173, nº 43. Véase también Tolmacheva, “Concubines on the Road”, pp. 163-189.. En este ámbito se inscribe también el nombre de Fiḍḍa (‘Plata’)150 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 43, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 66; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 60. , muwallada árabe que tomó Abū Zayyān Muḥammad II, o al-Ǧawhar (‘la Joya’)151 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, pp. 50-51, trad. Miguel Ángel Manzano, pp. 81-82, 84 y 85., esclava de Abū l-ʿAbbās Aḥmad y madre de Abū Fāris ʿAbd al-ʿAzīz, Abū ʿĀmir ʿAbd Allāh (799-800/1396-1397) y Abū Saʿīd ʿUṯmān III (800-823/1398-1420), mujer por cuya excelencia era definida como ‘el velo sublime’ (al-ḥiǧāb al-ʿālī).

Tabla 1.  Clasificación lingüístico-cultural de los nombres de las mujeres reales meriníes.
Nombre (*: concubina) Bereber Islámico Árabe Otro origen Frecuencia de uso
Tāʿzūnt/ Tāʿzent x 2
Urṭatlīm / Warṭalīm x 1
Bazzū x 1
Tāmū x 1
Zarrū x 1
Sūna x 2
Zannū x 1
Samā x 1
Ǧandūza x 1
Tāmallālt x 1
Tāḥaḍrīt/ Ḥaḍriyya x x 1
ʿĀʾiša x 4
Fāṭima x 4
Ruqayya x 2
Āmina x 1
Maymūna x 2
Ḥafṣa x 1
Ṣafiyya x 1
Sukayna x 1
Maryam x 1
Umm al-Yumn x 1
Umm al-ʿIzz x 2
Umm Hānīʾ x 1
Umm al-ʿAzīz x 1
Umm al-Faraǧ x 3
Umm al-Fatḥ x 1
Sawṭ al-Nisāʾ x 1
Al-Nuwwār x 1
Sitt al-ʿArab x 2
Ġazzāla* x 1
Rīma* x 1
Al-Yāsmīn* x 1
Al-Zahrāʾ x 1
Šams al-Ḍuḥà* x 1
Qamar* x 1
Al-ʿAnbar* x 1
Fiḍḍa* x 1
Al-Ǧawhar* x 1
Yāmina x 1
Zayāna x 1
ʿAsīla* x 1
Nuzha x 1

Otras esclavas fueron llamadas con nombres referidos a rasgos físicos o morales, entre las que destacan Yāmina152Trad. Miguel Ángel Manzano, p. 49, ya que Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, lo omite en la p. 36; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 48. (‘Afortunada’, ‘Dichosa’), hija de Abū l-Ḥasan ʿAlī; Zayāna (‘Bella’), otorgado a la segunda esposa de Abū Yaʿqūb Yūsuf, seguramente debido a su apariencia hermosa, quien era una muwallada de etnia árabe (ʿarabiyya/min tālid al-ʿarab)153 Ibn al-Ahmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 33; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 42, cuyo editor ha leído el nombre de esta mujer como Zabāna, versión que no parece muy convincente; Ibn Abī Zarʿ, Al-Anīs al-muṭrib, p. 518.; o ʿAsīla (‘Melada’)154 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 48, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 79; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 67. , esclava (ama) madre del emir Abū Zayyān Muḥammad V (788-789/1386-1387), quien tal vez fue así denominada bien por su tono de piel color miel -pues debía de ser negra, rasgo que precisamente adjudican las crónicas a dicho soberano (aswad al-lawn)- bien por su carácter dulce. Por último, también figura un nombre femenino referente a una cualidad abstracta, Nuzha (‘Paseo’, ‘Recreo’, ‘Placer’) bint Abī l-ʿAbbās Ḫaḍir b. Abī ʿAbd Allāh Muḥammad al-Sibāʾī al-Qaḥtānī al-Andalusī, esposa noble (al-ḥurra) de origen andalusí del emir Abū Sālim Ibrāhīm (760-762/1359-1361)155 Ibn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn, p. 45, trad. Miguel Ángel Manzano, pp. 71-72; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, pp. 63-64. . Un nombre con el que aparecen documentadas otras mujeres andalusíes, tales como una bailarina malagueña del s. XII156 Marín,Mujeres en al-Andalus, pp. 60 y 300, 648. o la esposa legítima del ya mencionado emir nazarí Muḥammad II157 Boloix Gallardo, Las sultanas de la Alhambra, pp. 58-59..

4. Conclusiones

 

A lo largo de las páginas previas se ha podido comprobar cómo el análisis filológico y socio-cultural de la onomástica de las mujeres de la dinastía meriní constituye un elemento de gran utilidad para profundizar en el estudio de distintas facetas de esta estirpe: por un lado, para reconstruir los diversos rasgos identitarios (étnicos, culturales, geográficos, religiosos, etc.) tanto de aquellas como de los soberanos con los que se relacionaron en distintas calidades familiares (madres, hermanas, esposas, concubinas, hijas, etc.); y, por otro, para definir con una mayor precisión las estrategias de legitimación político-religiosa que los Meriníes desarrollaron sobre dos principales pilares: unas supuestas raíces árabes, berberizadas mediante una legendaria familiaridad ancestral con la cultura bereber, y una profunda islamización. Como se ha pretendido demostrar, la onomástica femenina constituyó un indicio exponencial de ambos fenómenos y estuvo expresada en ambas lenguas -árabe y bereber- tanto respectiva como paralelamente, pues en algunos casos advertim os nomenclaturas femeninas expresadas a la vez en dichos idiomas (como sucede en Tāḥaḍrīt/Ḥaḍriyya o en Tāmū/Fāṭima). Los nombres de mujer meriníes fueron, pues, partícipes de sendas culturas aunque estuvieron enmarcados, en la mayoría de las ocasiones, en las tradiciones onomásticas de la propia historia social del Islam.

Según se desprende de este estudio, desde el siglo XIII en adelante las mujeres meriníes recibieron tanto nombres bereberes como árabes, aunque en distintas proporciones. Los primeros, aunque bastante más escasos que los segundos, dejaron traslucir el peso de la etnia y la cultura amazig que los Meriníes tenían, a pesar de sus reticencias a manifestarlo. Por lo general, estas nomenclaturas bereberes fueron portadas por tres esposas legítimas de algunos emires pero, sobre todo, por un total de diez hijas de estos, advirtiéndose pues un beneplácito hacia la transmisión, de generación en generación, de la cultura bereber meriní dentro de su tronco familiar. Sin embargo, es difícil hablar de «tradiciones onomásticas» propiamente dichas en la imposición de estos nombres; y es que, salvo en el caso de Tāʿzūnt/Tāʿzent y de Sūna -empleados respectivamente en dos ocasiones- no se advierten repeticiones de otras denominaciones femeninas en tamazig documentadas en esta familia.

En cuanto a los nombres árabes, estos compensaron la presencia de los anteriores en el árbol genealógico de los Banū Marīn, siendo su frecuente adopción especialmente necesaria para consolidar la supuesta «arabidad» de su identidad cultural. Entre los más importantes figuran los nombres islámicos, correspondientes, como ya ha sido expuesto, a las ‘Madres de los creyentes’ musulmanes. Siguiendo en ello el mismo comportamiento que otras muchas dinastías, los Meriníes los impusieron con gran asiduidad, siendo portados por tres esposas legítimas -tanto de etnia árabe como muwalladas e, incluso, de origen elche- y, sobre todo, por trece hijas de distintos emires; mujeres, sobre todo estas últimas, que quedaban destinadas a convertirse en los modelos de virtud representados por aquellas figuras emblemáticas de la historia del Islam, que luego transmitirían a sus hijos. El empleo, en una única ocasión, de un nombre de tradición bíblica como el de Maryam tan vez denote, por el contrario, una intención consciente de evitar una identificación de esta familia bereber tanto con la sociedad hispano-romana precedente como con la cultura cristiana circundante.

Por otro lado, otras mujeres recibieron nombres árabes desprovistos de implicaciones semánticas religiosas, tales como las kunyas onomásticas -que fueron portadas tanto por dos esposas nobles de indistinto origen bereber y árabe, como especialmente por siete descendientes de soberanos meriníes-. En el seno de esta dinastía, el valor de estas fórmulas nominales transciende sus propios matices implícitos de maternidad y de cualidad, pudiendo incluso vincularse íntimamente con los dones divinos invocados en las locuciones presentes en la epigrafía de la edilicia meriní, heredera en muchas de sus expresiones de la almohade. Tal vez por esta motivación constituyeron nombres bastante frecuentes en la familia que nos ocupa, reiterándose su imposición en algunos casos hasta en dos -caso de Umm al-ʿIzz- y en tres ocasiones -caso de Umm al-Faraǧ-. La presencia de un nombre femenino tan nazarí como el de Umm al-Fatḥ en el árbol familiar meriní constata la estrecha relación político-social existente entre ambos reinos a lo largo de sus paralelas trayectorias, así como la fuerte implicación de Fez en los asuntos gubernamentales de Granada.

Por último, cabe detenerse brevemente en aquellas denominaciones concebidas a modo de šuhras y de «epítetos onomásticos» que otras mujeres de la dinastía meriní recibieron. En el caso de los primeros, la asignación de estos apodos no hace distinción entre esposas de supuesto origen árabe o bereber, siendo aplicados en ambos casos. La reiteración del nombre Sitt al-ʿArab, frecuente en tierras mamelucas, tal vez evidencia una fluida relación de los Meriníes con dicho reino. Respecto a la adopción de los segundos, sí resulta algo desconcertante pues, aunque su imposición fue frecuente en esclavas destinadas al concubinato -computándose hasta ocho casos en mujeres de distintas procedencias (cristiana peninsular, negra africana)-, según era la norma habitual, sorprendentemente también aparece aplicado a dos esposas legítimas (ambas, muwalladas árabes), a una de origen andalusí e, incluso, a tres hijas de sultanes de la dinastía. A pesar de esta peculiaridad, los Meriníes no mostraron una gran originalidad en la elección de dichos nombres que, salvo excepciones, ya habían portado concubinas de otros contextos dinásticos de la historia del Islam.

Sea como fuere, lo cierto es que los Meriníes se sirvieron de las denominaciones de sus mujeres para perfilar con una mayor precisión muchos rasgos de su propia identidad como dinastía.

NOTAS

 
*

Este trabajo es fruto del proyecto de Investigación I+D+i de Excelencia “La mujer nazarí y meriní en las sociedades islámicas del Mediterráneo medieval (siglos xiii-xv). Poder, identidad y dinámicas sociales” -NAZAMER- (Ref.: HAR2017-88117-P), financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, y la Agencia Estatal de Investigación, del que soy Investigadora Principal (http://nazamer.ugr.es/). Agradezco los comentarios y sugerencias de los/las revisores/as externos/as de Al-Qanṭara, los cuales han contribuido a mejorar el contenido original de este artículo.

1

Aleya 5 de la azora 33, titulada “La Coalición” (al-Aḥzāb); trad. Cortés, El CoránEl Corán, Julio Cortés (trad.), Barcelona, Herder, 1998., p. 499.

2

Felipe RodríguezFelipe Rodríguez, Helena de, Identidad y onomástica de los bereberes de al-Andalus, Madrid, CSIC, 1997., Identidad y onomástica, p. 37.

3

MarínMarín, Manuela, Individuo y sociedad en al-Andalus, Madrid, Mapfre, 1992., Individuo y sociedad, pp. 178-179.

4

MarínMarín, Manuela, Mujeres en al-Andalus, Madrid, CSIC, 2000., Mujeres, p. 49.

5

ShatzmillerShatzmiller, Maya, “Marīnids”, en P. Bearman, Th. Bianquis, C.E. Bosworth, E. van Donzel y W.P. Heinrichs (eds.), Encyclopaedia of Islam, Second Edition, 2012, doi: http://dx.doi.org/10.1163/1573-3912_islam_SIM_4966.,“Marīnids”, en EI2.

6

Sobre la sociedad bereber, véase Basset, y [Pellat]Basset, R. y [Pellat, Ch.], “Berbers”, en H.A.R. Gibb, J.H. Kramers, E. Lévi-Provençal y J. Schacht (eds.), Encyclopaedia of Islam. Second Edition, Leiden, Brill, 1979, vol. I, pp. 1173-1187., “Berbers”, pp. 1173-1187; GonzálezGonzález, Valerie, “Berbers”, en Josef W. Meri (ed.), Medieval Islamic Civilization. An Encyclopedia, Nueva York-Londres, Routledge, 2006, I, pp. 105-106. , “Berbers”, vol. I, p. 105.

7

MarcyMarcy, Georges, “Le vestiges de la parenté maternelle en droit coutumier berbère”, Revue Africaine, 85 (1941), pp. 187-211., “Le vestiges”; Basset, y [Pellat]Basset, R. y [Pellat, Ch.], “Berbers”, en H.A.R. Gibb, J.H. Kramers, E. Lévi-Provençal y J. Schacht (eds.), Encyclopaedia of Islam. Second Edition, Leiden, Brill, 1979, vol. I, pp. 1173-1187., “Berbers”, p. 1179; GaruloGarulo, Teresa, “Woman in Medieval Classical Arabic Poetry”, en Manuela Marín y Randi Deguilhem (eds.), Writing the Feminine. Women in Arab Sources, Londres-Nueva York, I.B. Tauris, 2002, pp. 25-40.,“Woman in Medieval”, p. 34; Jiménez EstacioJiménez Estacio, M.ª del Mar, “Las mujeres bereberes de al-Andalus”, II Congreso Virtual sobre Historia de las mujeres (15-31 Octubre 2010), 8 [en linea], disponible en: <http://www.revistacodice.es/publi_virtuales/ii_congreso_mujeres/comunicaciones/JIMENEZESTACIO.pdf>, [consultado el 06/07/2020]., “Las mujeres bereberes”.

8

L’historiographie mérinideShatzmiller, Maya, L’historiographie mérinide: Ibn Khaldūn et ses contemporains, Leiden, E. J. Brill, 1982., p. 1.

9

BennisonBennison, Amira K., “Morocco”, en Joseph Suad (ed.), Encyclopedia of Women & Islamic Cultures, Leiden-Boston, Brill, 2007, pp. 334-336., “Morocco”, p. 334.

10

Entendido como el conjunto de mujeres privado y privativo de un soberano que resultaba, en consecuencia, prohibido (ḥarām) para otros hombres. MarínMarín, Manuela, Mujeres en al-Andalus, Madrid, CSIC, 2000., Mujeres, p. 34; Boloix GallardoBoloix Gallardo, Bárbara, “Los harenes del mundo islámico medieval y su pervivencia romántica en el norte de África”, en Catálogo de la Exposición «Odaliscas. De Ingres a Picasso», Granada, Patronato de la Alhambra y el Generalife, 2021 (en prensa)., “Los harenes”.

11

BennisonBennison, Amira K., “Morocco”, en Joseph Suad (ed.), Encyclopedia of Women & Islamic Cultures, Leiden-Boston, Brill, 2007, pp. 334-336., “Morocco”, p. 334.

12

Manzano RodríguezManzano Rodríguez, Miguel Ángel, “Onomástica benimerín: el problema de la legitimidad”, en M.ª Luisa Ávila (ed.), Estudios Onomástico-Biográficos de al-Andalus (EOBA, 2), Madrid, CSIC, 1989, pp. 119-136., “Onomástica benimerín”, p. 120.

13

Manzano RodríguezManzano Rodríguez, Miguel Ángel, “Onomástica benimerín: el problema de la legitimidad”, en M.ª Luisa Ávila (ed.), Estudios Onomástico-Biográficos de al-Andalus (EOBA, 2), Madrid, CSIC, 1989, pp. 119-136., “Onomástica benimerín”, pp. 122-124.

14

ScottScott, Joan W., “El género: una categoría útil para el análisis histórico”, en Marta Lamas (ed.), El género: la construcción cultural de la diferencia sexual, Méjico, Universidad Autónoma de Méjico, 1996, pp. 265-302., “El género: una categoría útil para el análisis histórico”, p. 267.

15

Manzano RodríguezManzano Rodríguez, Miguel Ángel, “Onomástica benimerín: el problema de la legitimidad”, en M.ª Luisa Ávila (ed.), Estudios Onomástico-Biográficos de al-Andalus (EOBA, 2), Madrid, CSIC, 1989, pp. 119-136., “Onomástica benimerín”, p. 119.

16

Manzano RodríguezManzano Rodríguez, Miguel Ángel, “Onomástica benimerín: el problema de la legitimidad”, en M.ª Luisa Ávila (ed.), Estudios Onomástico-Biográficos de al-Andalus (EOBA, 2), Madrid, CSIC, 1989, pp. 119-136., “Onomástica benimerín”, p. 119; El HourEl Hour, Rachid, “Reflexiones acerca de las dinastías bereberes y lengua bereber en el Magreb medieval”, Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos. Sección Árabe-Islam, 64 (2015), pp. 45-59., “Reflexiones”, p. 55; CoryCory, Stephen, “Honouring the Prophet’s Family”, in Amira K. Bennison (ed.), The Articulation of Power in Medieval Iberia and the Maghrib, Oxford, Oxford University Press, 2014, pp. 107-124., “Honouring the Prophet’s Family”, pp. 111 y 118.

17

Manzano RodríguezManzano Rodríguez, Miguel Ángel, “Onomástica benimerín: el problema de la legitimidad”, en M.ª Luisa Ávila (ed.), Estudios Onomástico-Biográficos de al-Andalus (EOBA, 2), Madrid, CSIC, 1989, pp. 119-136., “Onomástica benimerín”, pp. 122-123 y nota 14.

18

El HourEl Hour, Rachid, “Reflexiones acerca de las dinastías bereberes y lengua bereber en el Magreb medieval”, Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos. Sección Árabe-Islam, 64 (2015), pp. 45-59., “Reflexiones”, p. 55; Véase especialmente FelipeFelipe Rodríguez, Helena de, “Leyendas árabes sobre el origen de los bereberes”, Al-Qanṭara, 11 (1990), pp. 379-396., “Leyendas árabes”, pp. 386-487 y FierroFierro, Maribel, “Las genealogías de ʿAbd al-Muʾmin, primer califa almohade”, Al-Qanṭara, 24, 1 (2003), pp. 77-107., “Las genealogías”, p. 87. Agradezco a mi compañera Helena de Felipe los útiles consejos que me ofreció en el debate del Congreso Internacional «Las mujeres nazaríes y meriníes en el Mediterráneo islámico medieval (siglos XIII-XV)» (Granada, 6-7 junio 2019) para enfocar el análisis de los ancestrales nombres árabes femeninos presentes en las leyendas de legitimación genealógica y cultural de los Meriníes dentro de este estudio.

19

Aunque la formulación del concepto de «arabidad» (ʿurūba) sea moderna, podemos hallarlo reflejado ya en algunos textos medievales bajo la voz ʿurūbiyyya. En el contexto de la Edad Media, podríamos definirlo como un concepto que hace referencia fundamentalmente a una identidad cultural, y al prestigio del estatus social que esta representaba, y no tanto a una realidad racial, según lo explica VigueraViguera Molíns, M.ª Jesús, “La sociedad musulmana en al-Andalus: su reflejo en los textos”, en Ricardo Izquierdo Benito y Ángel Sáenz-Badillos (eds.), La sociedad medieval a través de la literatura hispano-judía, Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 1998, pp. 29-52. , “La sociedad musulmana en al-Andalus: su reflejo en los textos”, p. 34, basándose en su empleo por parte de Ibn al-ḪaṭībIbn al-Ḫaṭīb, Al-Iḥāṭa fī aḫbār Garnāṭa, Muḥammad ʿAbd Allāh ʿInān (ed.), El Cairo, Maktabat al-Ḫānǧī, 2001, vol. I. en su obra Al-Iḥāṭa fī aḫbār Garnāṭa, vol. I, p. 136. Sin embargo, en un contexto tanto bereber como medieval como el que nos ocupa, dicha pretensión de «arabidad» venía acompañada de una reivindicación genealógica árabe, sobre todo en el caso de las dinastías. Este concepto debe ser, pues, diferenciado del de arabización (taʿrīb), fenómeno que, como es bien sabido, consiste en la adopción de distintas manifestaciones de la cultura árabe, entre ellas la lengua, por parte de poblaciones o individuos ajenos a ella, sin que ello afecte a sus identidades étnicas ni religiosas.

20

Ibn Abī Zarʿ al-FāsīIbn Abī Zarʿ al-Fāsī, Al-Anīs al-muṭrib bi-Rawḍ al-qirṭās fī aḫbār mulūk al-Maġrib wa-taʾrīḫ madīnat Fās, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya 19992., Al-Anīs al-muṭrib, p. 365; Al-ḎaḫīraAl-Ḏaḫīra al-saniyya fī taʾrīḫ al-dawla al-Marīniyya, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Dār al-Manṣūr li-l-Ṭibāʿa wa-l-Wirāqa, 1972., p. 15.

21

En la edición de Al-ḎaḫīraAl-Ḏaḫīra al-saniyya fī taʾrīḫ al-dawla al-Marīniyya, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Dār al-Manṣūr li-l-Ṭibāʿa wa-l-Wirāqa, 1972. (p. 15), se ofrece otra versión distinta de la genealogía de esta mujer, mencionada como Al-Rabāb bint Yīda.

22

Según CorrienteCorriente, Federico, Diccionario árabe-español, Barcelona, Herder, 1991., Diccionario árabe-español, p. 276.

23

Ibn Abī Zarʿ al-FāsīIbn Abī Zarʿ al-Fāsī, Al-Anīs al-muṭrib bi-Rawḍ al-qirṭās fī aḫbār mulūk al-Maġrib wa-taʾrīḫ madīnat Fās, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya 19992., al-Anīs al-muṭrib, p. 365. Cabe corregir la grafía del nombre ofrecida en la edición de esta obra, Mudna, por la de Muzna, dada la existencia de mujeres que respondían a este último nombre, y no al primero de ellos, en la historia del Islam medieval, y ante el hecho de que así es mencionada en Al-Ḏaḫīra al-saniyyaAl-Ḏaḫīra al-saniyya fī taʾrīḫ al-dawla al-Marīniyya, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Dār al-Manṣūr li-l-Ṭibāʿa wa-l-Wirāqa, 1972., p. 15.

24

Bajo esta denominación, que hace referencia a un fenómeno de la naturaleza tan apreciado por los árabes como es la lluvia, están registradas de hecho varias mujeres de distintas dinastías de la historia del Islam: la esposa del último califa omeya de Damasco, Marwān II (127-132/744-750); la mujer del emir Muḥammad y madre del califa Omeya de Córdoba ʿAbd al-Raḥmān III (300-350/912-961), una mujer de origen cristiano (rūmiyya), posiblemente vascón; una esclava (ǧāriyya) del alcázar omeya de Córdoba que acabó siendo escritora (adība) y secretaria del referido califa omeya, falleciendo en 358/968; y, por último, la madre del califa omeya Muḥammad II al-Mahdī (399/1009; 400/1010).

25

Ibn Abī Zarʿ al-FāsīIbn Abī Zarʿ al-Fāsī, Al-Anīs al-muṭrib bi-Rawḍ al-qirṭās fī aḫbār mulūk al-Maġrib wa-taʾrīḫ madīnat Fās, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya 19992., al-Anīs al-muṭrib, p. 366; Al-Ḏaḫīra al-saniyyaAl-Ḏaḫīra al-saniyya fī taʾrīḫ al-dawla al-Marīniyya, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Dār al-Manṣūr li-l-Ṭibāʿa wa-l-Wirāqa, 1972., pp. 15-16; Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 17, donde se ofrece una cadena genealógica distinta (Yarīġ bint Maǧdal b. ʿUmar b. Maṣrām b. Barr b. Qayṭ b. Maṣraym b. Hāzim b. Yāfit b. Nūḥ), y aparentemente menos fiable, de esta mujer, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 8.

26

El término amazig / amahag (pl., imazigən / imuhag), cuyo significado es ‘hombre libre’, designa en lengua bereber (tamazig) a los bereberes en general, aunque ellos mismos, al carecer de todo sentido de comunidad, por lo general emplean sus nombres tribales cuando se refieren a sí mismos o han aceptado más o menos voluntariamente designaciones extranjeras. En cuanto al de «bereber», hunde sus raíces en la voz griega barbaroi y en la latina barbari, de las cuales pasó a la lengua árabe bajo las formas barbar / barbarī (pl., barābir / barābira); todos estos términos hacen referencia a la población autóctona del norte de África que habitaba el área comprendida desde la frontera egipcia (Sīwa) hasta las orillas del Océano Atlántico y la gran curva del Níger, y que se caracterizaban por hablar dialectos (o formas locales) de un único idioma, el bereber o tamazigh. Para esta definición, véase Pellat, Basset, y GalandBasset, R. y [Pellat, Ch.], “Berbers”, en H.A.R. Gibb, J.H. Kramers, E. Lévi-Provençal y J. Schacht (eds.), Encyclopaedia of Islam. Second Edition, Leiden, Brill, 1979, vol. I, pp. 1173-1187.,“Berbers”.

27

Jud y SteigerJud, Jakob y Steiger, Arnald (eds.), Vox romanica: Annales helvetici explorandis linguis romanicis destinati, Berna, Francke Verlag, 1960, vols. 13-14. (eds.), Vox romanica, vols. 13-14, p. 54.

28

Felipe RodríguezFelipe Rodríguez, Helena de, Identidad y onomástica de los bereberes de al-Andalus, Madrid, CSIC, 1997., Identidad y onomástica, p. 40.

29

Según este investigador, este verbo es poco frecuente en amazig septentrional, aunque subsiste en shawi, pero en tuareg es de uso común.

30

Ibn Abī ZarʿIbn Abī Zarʿ al-Fāsī, Al-Anīs al-muṭrib bi-Rawḍ al-qirṭās fī aḫbār mulūk al-Maġrib wa-taʾrīḫ madīnat Fās, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya 19992., Al-Anīs al-muṭrib, pp. 366; Al-Ḏaḫīra al-saniyyaAl-Ḏaḫīra al-saniyya fī taʾrīḫ al-dawla al-Marīniyya, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Dār al-Manṣūr li-l-Ṭibāʿa wa-l-Wirāqa, 1972., p. 16.

31

Ibn Abī ZarʿIbn Abī Zarʿ al-Fāsī, Al-Anīs al-muṭrib bi-Rawḍ al-qirṭās fī aḫbār mulūk al-Maġrib wa-taʾrīḫ madīnat Fās, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya 19992., Al-Anīs al-muṭrib, p. 365-366; Al-Ḏaḫīra al-saniyyaAl-Ḏaḫīra al-saniyya fī taʾrīḫ al-dawla al-Marīniyya, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Dār al-Manṣūr li-l-Ṭibāʿa wa-l-Wirāqa, 1972., p. 15.

32

Sobre la figura de Barr, véase la mención que de él hace CalassoCalasso, Giovanna, “Arabi e berberi nel «Rawd al-qirṭās» di ibn Abī Zar ̔: ancora sulle origini di Fez”, Egitto e vicino Oriente, 6 (1983), pp. 333-350., “Arabi e berberi”, p. 336.

33

Felipe RodríguezFelipe Rodríguez, Helena de, Identidad y onomástica de los bereberes de al-Andalus, Madrid, CSIC, 1997., Identidad y onomástica, p. 46.

34

Ibn SaʿdIbn Saʿd, Kitāb al-ṭabaqāt al-kabīr, vol. II; ʿĀʾiša Bewley (trad.), The Men of Madina, Londres, Ta-Ha Publishers, 2000; vol. VIII, ʿĀʾiša Bewley (trad.), The Women of Madina, Londres, Ta-Ha Publishers, 1995., Kitāb al-ṭabaqāt, vol. II, trad. ʿĀʾiša Bewley, The Men of Madina, p. 103; Ibn SaʿdIbn Saʿd, Kitāb al-ṭabaqāt al-kabīr, vol. II; ʿĀʾiša Bewley (trad.), The Men of Madina, Londres, Ta-Ha Publishers, 2000; vol. VIII, ʿĀʾiša Bewley (trad.), The Women of Madina, Londres, Ta-Ha Publishers, 1995., Kitāb al-ṭabaqāt, vol. VIII, trad. ʿĀʾiša Bewley, The Women of Madina, p. 207.

35

Gabrieli, FrancescoGabrieli, F., “Al-Khansā”, en H.A.R. Gibb, J.H. Kramers, E. Lévi-Provençal y J. Schacht (eds.), Encyclopaedia of Islam. Second Edition, Leiden, Brill, 1978, vol. IV, p. 1027., “Al-Khansā”, p. 1027.

36

Ibn Abī ZarʿIbn Abī Zarʿ al-Fāsī, Al-Anīs al-muṭrib bi-Rawḍ al-qirṭās fī aḫbār mulūk al-Maġrib wa-taʾrīḫ madīnat Fās, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya 19992., Al-Anīs al-muṭrib, p. 367; Al-Ḏaḫīra al-saniyyaAl-Ḏaḫīra al-saniyya fī taʾrīḫ al-dawla al-Marīniyya, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Dār al-Manṣūr li-l-Ṭibāʿa wa-l-Wirāqa, 1972., p. 15-19; Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 18.

37

Para la identificación de algunas de las mujeres cuyos nombres son analizados en este epígrafe en el contexto familiar de los Banū Marīn, y un mejor seguimiento de su contenido, remitimos al árbol genealógico ofrecido por Miguel Ángel Manzano, a modo de anexo, al final de su traducción de la crónica Rawḍat al-nisrīn de Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989..

38

Quisiera agradecer explícitamente la generosa ayuda que me han brindado Carles Múrcia (Universitat de Barcelona) y Hassan Akioud (Institut Royal de la Culture Amazighe -IRCAM-, Rabat, Marruecos) en la difícil tarea de desentrañar el significado de algunos nombres femeninos que expondré en este apartado, sobre todo, dado el hecho de que sus transcripciones en árabe desvirtuaron con frecuencia las versiones originales de dichas nomenclaturas, a veces difíciles de identificar. Igualmente, me han resultado de gran utilidad los citados trabajos de Miguel Ángel Manzano RodríguezManzano Rodríguez, Miguel Ángel, “Onomástica benimerín: el problema de la legitimidad”, en M.ª Luisa Ávila (ed.), Estudios Onomástico-Biográficos de al-Andalus (EOBA, 2), Madrid, CSIC, 1989, pp. 119-136. (“Onomástica benimerín…”, traducción anotada de la Rawḍat al-nisrīnIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989.…) y de Helena de Felipe RodríguezFelipe Rodríguez, Helena de, Identidad y onomástica de los bereberes de al-Andalus, Madrid, CSIC, 1997. (Identidad y onomástica…) tanto para la traducción al español de algunas de estas denominaciones femeninas como en la identificación de rasgos propios de las tradiciones onomásticas bereberes.

39

Felipe RodríguezFelipe Rodríguez, Helena de, Identidad y onomástica de los bereberes de al-Andalus, Madrid, CSIC, 1997., Identidad y onomástica, p. 41.

40

En el presente artículo, reproduciremos las fechas de reinado de cada soberano mencionado tan solo en su primera referencia en el texto.

41

Al-Anīs al-muṭribIbn Abī Zarʿ al-Fāsī, Al-Anīs al-muṭrib bi-Rawḍ al-qirṭās fī aḫbār mulūk al-Maġrib wa-taʾrīḫ madīnat Fās, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya 19992., p. 380.

42

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 25, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 25.

43

E incluso transcrito en árabe como Tāʿzuna, Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Al-Nafḥa al-nisrīniyya, p. 35.

44

Aghali-ZakaraAghali-Zakara, Mohamed, “Néologie et données culturelles en berbère. Éléments de terminologie mathématiques en tuaregh”, en Salem Chaker y Andrzej Zaborski (eds.), Études berbères et Chamito-Sémitiques. Mélanges offerts à Karl-G. Prasse, París, Peeters, 2000, pp. 1-13., “Néologie”, pp. 8-9.

45

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 36, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 49, nota 153; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 48.

46

Al-Ḏaḫīra al-saniyyaAl-Ḏaḫīra al-saniyya fī taʾrīḫ al-dawla al-Marīniyya, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Dār al-Manṣūr li-l-Ṭibāʿa wa-l-Wirāqa, 1972., p. 22; Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 25, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 24; ManzanoManzano Rodríguez, Miguel Ángel, “Onomástica benimerín: el problema de la legitimidad”, en M.ª Luisa Ávila (ed.), Estudios Onomástico-Biográficos de al-Andalus (EOBA, 2), Madrid, CSIC, 1989, pp. 119-136., “Onomástica benimerín”, p. 123.

47

ChakerChaker, Salem, “Onomastique berbère ancienne (Antiquité/Moyen Âge): rupture et continuité”, Bulletin Archéologique du Comité des travaux historiques et scientifiques, 19 (1983) pp. 483-497. , “Onomastique berbère”, p. 488.

48

Lexique animalOussous, Mohamed, Lexique animal (Français-Amazigue-Arabe), California, Tawalt, s.d. [en linea], disponible en: <http://www.tawalt.com/wp-content/books/tawalt_books/amawal_imudren/animal_dictionary_1.pdf>., p. 27 (nº 493) y p. 62 (nº 1138).

49

Véase <http://dictionnaire.sensagent.leparisien.fr/Beni%20Ourtilane/fr-fr/#:~:text=1%2D%20Beni%20Ourtilane%20est%20dit,un%20anc%C3%AAtre%20vaillant%20et%20invincible>.

50

Ibn al-AhmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 32, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 41; Ibn Abī ZarʿIbn Abī Zarʿ al-Fāsī, Al-Anīs al-muṭrib bi-Rawḍ al-qirṭās fī aḫbār mulūk al-Maġrib wa-taʾrīḫ madīnat Fās, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya 19992., Al-Anīs al-muṭrib, p. 513; ManzanoManzano Rodríguez, Miguel Ángel, “Onomástica benimerín: el problema de la legitimidad”, en M.ª Luisa Ávila (ed.), Estudios Onomástico-Biográficos de al-Andalus (EOBA, 2), Madrid, CSIC, 1989, pp. 119-136., “Onomástica benimerín”, p. 123.

51

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 36, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 49; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 48.

52

ManzanoManzano Rodríguez, Miguel Ángel, “Onomástica benimerín: el problema de la legitimidad”, en M.ª Luisa Ávila (ed.), Estudios Onomástico-Biográficos de al-Andalus (EOBA, 2), Madrid, CSIC, 1989, pp. 119-136., “Onomástica benimerín”, p. 124.

53

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 46, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 74.

54

Felipe RodríguezFelipe Rodríguez, Helena de, Identidad y onomástica de los bereberes de al-Andalus, Madrid, CSIC, 1997., Identidad y onomástica, p. 44.

55

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 39, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 57; Ibn al-AhmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Al-Nafḥa al-nisriniyya, p. 52; ManzanoManzano Rodríguez, Miguel Ángel, “Onomástica benimerín: el problema de la legitimidad”, en M.ª Luisa Ávila (ed.), Estudios Onomástico-Biográficos de al-Andalus (EOBA, 2), Madrid, CSIC, 1989, pp. 119-136., “Onomástica benimerín”, p. 124.

56

BeiderBeider, Alexander, “Jews of Berber Origin? Myth or Reality”, Hamsa. Journal of Judaic and Islamic Studies, 3 (2016-2017), pp. 38-61., “Jews of Berber Origin”, p. 51, basándose en TaïfiTaïfi, Miloud, Dictionnaire tamazight-français (parlers du Maroc central), Paris, L’Harmattan-Awal, 1991., Dictionnaire tamazight-français, p. 879.

57

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 47, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 75; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 66.

58

LaneLane, Edward William, Arabic-English Lexicon, Londres, Willams & Norgate, 1863., Arabic-English Lexicon, p. 2967.

59

Traducción de la Rawḍat al-nisrīn de Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., p. 43, nota 130.

60

Manzano Rodríguez, trad. de la Rawḍat al-nisrīnIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., p. 75, nota 227, donde señala la presencia de la marca gramatical del artículo en femenino.

61

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 36, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 49, nota 152, quien remite a Ibn ḪaldūnIbn Ḫaldūn, Kitāb al-ʿibar, Beirut, 1992; M. le Baron de Slane (trad.), Histoire des berberes et des dynasties musulmanes de l’Afrique septentrionale, Argel, Imprimerie du Gouvernement, 1856., Histoire des berberes, trad. M. le Baron de Slane, IV, pp. 354-355; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 48; Manzano RodríguezManzano Rodríguez, Miguel Ángel, “Onomástica benimerín: el problema de la legitimidad”, en M.ª Luisa Ávila (ed.), Estudios Onomástico-Biográficos de al-Andalus (EOBA, 2), Madrid, CSIC, 1989, pp. 119-136., “Onomástica benimerín”, p. 124.

62

Cabe destacar cómo en otras culturas se dio este fenómeno, siendo un ejemplo de ello en latín el nombre de Claudia, de idéntico significado (‘coja’), según apreciación de Carles Múrcia.

63

Ibn ḪaldūnIbn Ḫaldūn, Kitāb al-ʿibar, Beirut, 1992; M. le Baron de Slane (trad.), Histoire des berberes et des dynasties musulmanes de l’Afrique septentrionale, Argel, Imprimerie du Gouvernement, 1856., Histoire des berberes, p. 235; Manzano RodríguezManzano Rodríguez, Miguel Ángel, La intervención de los Benimerines en la península Ibérica. Madrid, CSIC, 1992., La intervención de los Benimerines, pp. 269, 275, 276, 286, 299, 313 y 314.

64

BrosselardBrosselard, M. Charles, Memoire épigraphique et historique sur les tombeaux des émires Beni-Zeiyan, et de Boabdil, dernier roi de Grenade, découverts à Tlemcen, París, Impremirie Nationale, 1876., Memoire épigraphique, pp. 28-30, trad. Estasen, P.Estasen, P., “Revista de academia extranjeras”, Revista Histórica, 3 (1876), pp. 303-313., “Revista de academia”, p. 309; BargesLéandre Bargès, Jean Joseph, Complément de l’histoire des Beni-Zeiyan, rois de Tlemcen, París, Ernest Leroux, 1887., Complément de l’histoire, p. 229.

65

Sobre las hijas de Mahoma, véase la obra de la escritora egipcia ʿAbd al-Raḥmān, ʿĀʾiša, más conocida como Bint al-ŠāṭiʾBint al-Šāṭiʾ, The Daughters of the Prophet, El Cairo, Al-Šarika al-ʿArabiyya, 1959. , The Daughters, y ʿAlwānīʿAlwānī, Našwa, Al-Banāt fī bayt al-nubuwwa: Zaynab. Ruqayya, Umm Kulṯūm, Fāṭima, Damasco, Maktabat al-Fārārbī, 1999., Al-Banāt.

66

Boloix GallardoBoloix Gallardo, Bárbara, “Virtue, Sanctity, and Charity of the Royal Women of Fez; The ‘Mothers of the Believers’ of the Merinid Dynasty”, Hawwa, 19, (2021)., “Virtue, Sanctity, and Charity”.

67

Sobre esta importante figura femenina islámica, véase AbbotAbbot, Nabia, Aishah, the Beloved of Muhammad, Chicago, University of Chicago Press, 1942., Aishah; asímismo, Bint al-ŠāṭiʾBint al-Šāṭiʾ, The Wives of the Prophet, Sh. Muhammad Ashraf, Lahore, 1971., The Wives, pp. 55-98; WattWatt, W. Montgomery, “ʿĀʾisha bint Abī Bakr”, en H.A.R. Gibb, J.H. Kramers, E. Lévi-Provençal y J. Schacht (eds.), Encyclopaedia of Islam. Second Edition, Leiden, Brill, vol. I, 1960, pp. 307-308., “ʿĀʾisha”, pp. 307-308; SpellbergSpellberg, Denise A., Politics, Gender, and the Islamic Past: The Legacy of ʿAʾisha bint Abī Bakr, Nueva York, Columbia University Press, 1995., Politics.

68

SchimmelSchimmel, Annemarie, Islamic names, Edimburgo, Edinburgh University Press, 1989., Islamic names, pp. 20 y 43; ḤusaynḤusayn, Fatḥiyya, Muʿǧam maʿānī asmāʾ al-ināṯ, La Meca, 2000., Muʿǧam, p. 358; SalahuddinSalahuddin, Ahmed, A Dictionary of Muslim Names, Nueva York, New York University Press, 1999., A Dictionary, p. 236.

69

MarínMarín, Manuela, “Cercanas a Dios: la religiosidad de las mujeres en algunas sociedades islámicas pre-modernas”, en M.ª Isabel Calero Secall (coord.), Mujeres y sociedad Islámica: una visión plural, Málaga: Universidad de Málaga, 2006, pp. 41-64., “Cercanas a Dios”, p. 47.

70

SchimmelSchimmel, Annemarie, Islamic names, Edimburgo, Edinburgh University Press, 1989., Islamic names, pp. 36 y 43; Boloix GallardoBoloix Gallardo, Bárbara, Las sultanas de la Alhambra. Las grandes desconocidas del Reino Nazarí de Granada (siglos XIII-XV), Granada, Comares-Patronato de la Alhambra y el Generalife, 2013., Las sultanas de la Alhambra, pp. 143-144.

71

Ibn Abī ZarʿIbn Abī Zarʿ al-Fāsī, Al-Anīs al-muṭrib bi-Rawḍ al-qirṭās fī aḫbār mulūk al-Maġrib wa-taʾrīḫ madīnat Fās, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya 19992., Al-Anīs al-muṭrib, p. 522; Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 34; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 43.

72

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 39, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 57; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 52.

73

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 46, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 74 y nota 222, quien indica otra posible lectura en otro manuscrito como Yāmina.

74

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 44, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 70; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 63.

75

WattWatt, W. Montgomery, “KHadīdja”, en H.A.R. Gibb, J.H. Kramers, E. Lévi-Provençal y J. Schacht (eds.), Encyclopaedia of Islam. Second Edition, Leiden, Brill, vol. IV, 1978, p. 898., “KHadīdja”, p. 898.

76

Veccia VaglieriVeccia Vaglieri, Laura, “Fāṭima”, en H.A.R Gibb, J.H. Kramers, E. Lévi-Provençal y J. Schacht (eds.), Encyclopaedia of Islam, Second Edition, Leiden, Brill, vol. 2, 1965, pp. 841-850., “Fāṭima”, pp. 841-850.

77

QutbuddinQutbuddin, Tahera, “Fatima (al-Zahra) bint Muhammad (ca. 12 before Hijra-11 / ca. 610-632)”, en Joseph W. Meri (ed.), Medieval Islamic Civilization. An Encyclopaedia, Nueva York-Londres, Routledge, 2006, vol. 1, pp. 248-250., “Fatima (al-Zahra)”, p. 249.

78

Viguera MolínsViguera Molíns, M.ª Jesús, (ed.), La mujer en al-Andalus. Reflejos históricos de su actividad y categorías sociales, Madrid-Sevilla, Universidad Autónoma de Madrid, Editoriales Andaluzas Unidas, 1989., “Estudio preliminar”, p. 26.

79

En el caso de la dinastía nazarí, hay al menos siete mujeres documentadas bajo este nombre desde el siglo XIII hasta el XV. Véase Boloix GallardoBoloix Gallardo, Bárbara, Las sultanas de la Alhambra. Las grandes desconocidas del Reino Nazarí de Granada (siglos XIII-XV), Granada, Comares-Patronato de la Alhambra y el Generalife, 2013., Las sultanas de la Alhambra, pp. 141-142.

80

DaaïfDaaïf, Lahcen, “Le nom propre berbère (modèle tachelḥil). Réflexion générale sur ses caractéristiques de base”, Hamsa. Journal of Judaic and Islamic Studies, 3 (2016-2017), pp. 101-112., “Le nom propre”, p. 103.

81

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 39, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 56; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 52.

82

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 43, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 67; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 60.

83

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 46, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 74 y nota 222, quien indica otra posible lectura en otro manuscrito como Yāmina.

84

Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 66; Ibn Abī Zarʿ al-FāsīIbn Abī Zarʿ al-Fāsī, Al-Anīs al-muṭrib bi-Rawḍ al-qirṭās fī aḫbār mulūk al-Maġrib wa-taʾrīḫ madīnat Fās, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya 19992., al-Anīs al-muṭrib, p. 317, afirma, seguramente por error, que la madre del emir Abū Yūsuf Yaʿqūb se llamaba Fāṭima bint Yūsuf b. ʿAbd al-Muʾmin.

85

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 36, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 49; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 48.

86

SalahuddinSalahuddin, Ahmed, A Dictionary of Muslim Names, Nueva York, New York University Press, 1999., A Dictionary, p. 315.

87

DaaïfDaaïf, Lahcen, “Le nom propre berbère (modèle tachelḥil). Réflexion générale sur ses caractéristiques de base”, Hamsa. Journal of Judaic and Islamic Studies, 3 (2016-2017), pp. 101-112., “Le nom propre”, pp. 103-104, versión tamazig en la que se suprime la primera vocal del nombre y la tendencia a vocalizar en «i» la segunda vocal «a», como suele ser habitual en el caso de existir una yāʾ doble, especialmente en el caso de los diminutivos, como el que nos compete.

88

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, pp. 39 y 47, trad. Miguel Ángel Manzano, pp. 56 y 77; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 52. «

89

Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 66.

90

La escritora Bint al-ŠāṭiʾBint al-Šāṭiʾ, The Mother of the Prophet, El Cairo, Al-Šarika al-ʿArabiyya, 1963. también escribió una monografía sobre esta figura, titulada The Mother of the Prophet, El Cairo, 1963, basada asimismo en fuentes árabes. Salahuddin, AhmedSalahuddin, Ahmed, A Dictionary of Muslim Names, Nueva York, New York University Press, 1999., A Dictionary, p. 238.

91

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 46, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 74 y nota 222, quien indica otra posible lectura en otro manuscrito como Yāmina.

92

SalahuddinSalahuddin, Ahmed, A Dictionary of Muslim Names, Nueva York, New York University Press, 1999., A Dictionary, p. 287.

93

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 34, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 46; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 43.

94

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 42, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 65; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 59. Sobre todos estos nombres, véase MarínMarín, Manuela, Mujeres en al-Andalus, Madrid, CSIC, 2000., Mujeres en al-Andalus, pp. 61-62.

95

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 43, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 67; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 60.

96

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 36, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 49; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 48.

97

Vacca y RodedVacca, Virginia y Roded, Ruth, “Ṣafiyya”, en H.A.R Gibb, J.H. Kramers, E. Lévi-Provençal y J. Schacht (eds.), Encyclopaedia of Islam, Second Edition, Leiden, Brill, vol. 8, 1995, doi: http://dx.doi.org/10.1163/1573-3912_islam_SIM_6451., “Ṣafiyya”.

98

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 39, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 57; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 52.

99

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 43, trad. Miguel Ángel Manzano, pp. 67-68; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 61.

100

SalahuddinSalahuddin, Ahmed, A Dictionary of Muslim Names, Nueva York, New York University Press, 1999., A Dictionary, p. 287.

101

Sobre esta figura, véase de nuevo Bint al-ŠāṭiʾBint al-Šāṭiʾ, The Wives of the Prophet, Sh. Muhammad Ashraf, Lahore, 1971., The Wives of the Prophet Muhammad, pp. 201-216; SalahuddinSalahuddin, Ahmed, A Dictionary of Muslim Names, Nueva York, New York University Press, 1999., A Dictionary, p. 286.

102

Wensinck, y [Johnstone]Wensinck, A.J. y [Johnstone, Penelope], “Maryam”, en H.A.R. Gibb, J.H. Kramers, E. Lévi-Provençal y J. Schacht (eds.), Encyclopaedia of Islam. Second Edition, Leiden, Brill, vol. VI, 1978, p. 628., “Maryam”, p. 628.

103

ḤusaynḤusayn, Fatḥiyya, Muʿǧam maʿānī asmāʾ al-ināṯ, La Meca, 2000., Muʿǧam, p. 547.

104

Felipe RodríguezFelipe Rodríguez, Helena de, Identidad y onomástica de los bereberes de al-Andalus, Madrid, CSIC, 1997., Identidad y onomástica, p. 41. Sin embargo, cabe advertir cómo en un contexto dinástico colindante con el mundo cristiano como fue el de los Nazaríes de la península ibérica, el nombre de Maryam estuvo asociado a una mujer, hija del emir Ismāʿīl I (713-725/1314-1325) y de su concubina cristiana ʿAlwa; un hecho en el que, tal vez, podría verse cierta intención de reflejar el origen cristiano de su madre.

105

Boloix GallardoBoloix Gallardo, Bárbara, “Presencia e importancia de la mujer en el Musnad de Ibn Marzūq al-Tilimsānī”, Anaquel de Estudios Árabes, 27 (2015), pp. 7-28., “Presencia”, pp. 19-20; Boloix GallardoBoloix Gallardo, Bárbara, “Virtue, Sanctity, and Charity of the Royal Women of Fez; The ‘Mothers of the Believers’ of the Merinid Dynasty”, Hawwa, 19, (2021)., “Virtue, Sanctity, and Charity”, pp. 328 y 332-333.

106

MarínMarín, Manuela, Mujeres en al-Andalus, Madrid, CSIC, 2000., Mujeres en al-Andalus, p. 65.

107

Felipe RodríguezFelipe Rodríguez, Helena de, Identidad y onomástica de los bereberes de al-Andalus, Madrid, CSIC, 1997., Identidad y onomástica, p. 452.

108

Ibn Abī ZarʿIbn Abī Zarʿ al-Fāsī, Al-Anīs al-muṭrib bi-Rawḍ al-qirṭās fī aḫbār mulūk al-Maġrib wa-taʾrīḫ madīnat Fās, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya 19992., Al-Anīs al-muṭrib, p. 388; Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, pp. 25 y 27, trad. Manzano, pp. 25 y 30; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 36. Sobre los orígenes familiares de esta mujer, véase Manzano RodríguezManzano Rodríguez, Miguel Ángel, La intervención de los Benimerines en la península Ibérica. Madrid, CSIC, 1992., La intervención de los Benimerines, p. 227, notal 618.

109

Ibn Abī Zarʿ al-FāsīIbn Abī Zarʿ al-Fāsī, Al-Anīs al-muṭrib bi-Rawḍ al-qirṭās fī aḫbār mulūk al-Maġrib wa-taʾrīḫ madīnat Fās, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya 19992., Al-Anīs al-muṭrib, pp. 445, 493 y 537; Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 30, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 38; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 36.

110

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 36, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 49; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 48.

111

De hecho, algunas de ellas figuran en la decoración epigráfica de la necrópolis real meriní de Chella. Véase, a modo de ejemplo, Basset, y Lévi-ProvençalBasset, Henri y Lévi-Provençal, Evariste, “Chella: une nécropole mérinide”, Hesperis, 2 (1922), pp. 1-92., “Chella: une nécropole mérinide”, p. 70; Cressier et al.Cressier, Patrice et al., “Un cas unique d’épure d’architecture en Occident islamique. La représentation de l’arc et du décor de la grande porte mérinide de Šālla (Rabat)”, Arqueología de la Arquitectura 18, (2021),e116. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2021.008., “Un cas unique d’épure d’architecture en Occident islamique”, pp. 14 y 26.

112

Martínez EnamoradoMartínez Enamorado, Virgilio, “Epigrafía meriní. Lectura y documentación de las inscripciones sobre cerámica estampillada del Museo de Algeciras”, en Antonio Torremocha Silva y Yolanda Oliva Cózar (eds.), La cerámica musulmana de Algeciras. Producciones estampilladas. Estudios y catálogo, Algeciras, Fundación Municipal de Cultura «José Luis Cano», 2002, pp. 73-85., “Epigrafía meriní”, pp. 84-85; Martínez NúñezMartínez Núñez, M.ª Antonia, “El proyecto almohade a través de la documentación epigráfica: innovación y ruptura”, en P. Cressier y V. Salvatierra Cuenca (eds.), Miradas Cruzadas 1212-2012. La batalla de las Navas de Tolosa, Jaén, Universidad de Jaén, 2014, pp. 139-157., “El proyecto almohade”, pp. 139-157.

113

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 39, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 57; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 52, donde su nombre es ofrecido como Amat al-ʿAzīz, nombre teóforo que tal vez tenga más sentido.

114

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 39, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 57; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 52.

115

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 43, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 67; Ibn al-Ahmar, al-Nafha al-nisriniyya, p. 60.

116

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 46, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 74.

117

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 46, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 74.

118

Boloix GallardoBoloix Gallardo, Bárbara, Las sultanas de la Alhambra. Las grandes desconocidas del Reino Nazarí de Granada (siglos XIII-XV), Granada, Comares-Patronato de la Alhambra y el Generalife, 2013., Las sultanas de la Alhambra, pp. 145-146.

119

Boloix GallardoBoloix Gallardo, Bárbara, “¿Vencedores o vencidos? Claves del discurso triunfalista nazarí en tiempos de «Reconquista»”, en Carlos de Ayala Martínez, Isabel C. Ferreira Fernandes y J. Santiago Palacios Ontalva (coords.), Las Reconquista. Ideología y justificación de la Guerra Santa peninsular, Madrid, La Ergástula, 2019, pp. 281-302., “¿Vencedores o vencidos?”, pp. 293-298.

120

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 45, trad. Miguel Ángel Manzano, pp. 71-72.

121

Ibn al-Aḥmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 64.

122

Boloix GallardoBoloix Gallardo, Bárbara, Las sultanas de la Alhambra. Las grandes desconocidas del Reino Nazarí de Granada (siglos XIII-XV), Granada, Comares-Patronato de la Alhambra y el Generalife, 2013., Las sultanas de la Alhambra, p. 78.

123

Boloix GallardoBoloix Gallardo, Bárbara, “Fés, point de rencontre entre sultanes nasrides et mérinids, en Fes, 1200 ans d’Histoire”, en Jerónimo Páez y Hamid Triki (ed.), Fés, L’âme du Maroc. Douze siècles d’histoire, Granada, Fondation Benjelloun Mezian, 2015, pp. 330-345., “Fés, point de rencontré”, pp. 342-343.

124

Rodríguez MedianoRodríguez Mediano, Fernando, Familias de Fez (ss. XV-XVII), Madrid, CSIC, 1995., Familias de Fez, p. 146.

125

Ibn Abī Zarʿ al-FāsīIbn Abī Zarʿ al-Fāsī, Al-Anīs al-muṭrib bi-Rawḍ al-qirṭās fī aḫbār mulūk al-Maġrib wa-taʾrīḫ madīnat Fās, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya 19992., al-Anīs al-muṭrib, p. 403; al-Ḏaḫīra al-saniyyaAl-Ḏaḫīra al-saniyya fī taʾrīḫ al-dawla al-Marīniyya, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Dār al-Manṣūr li-l-Ṭibāʿa wa-l-Wirāqa, 1972., p. 23; Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 25, trad. Manzano, p. 24; Manzano RodríguezManzano Rodríguez, Miguel Ángel, “Onomástica benimerín: el problema de la legitimidad”, en M.ª Luisa Ávila (ed.), Estudios Onomástico-Biográficos de al-Andalus (EOBA, 2), Madrid, CSIC, 1989, pp. 119-136., “Onomástica benimerín”, pp. 127-128, nota 33.

126

Al-Ḏaḫīra al-saniyyaAl-Ḏaḫīra al-saniyya fī taʾrīḫ al-dawla al-Marīniyya, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Dār al-Manṣūr li-l-Ṭibāʿa wa-l-Wirāqa, 1972., pp. 23 y 35; Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 25, trad. Manzano, p. 24; Ibn MarzūqIbn Marzūq, Al-Musnad al-ṣaḥīḥ al-ḥasan fī maʾāṯir mawlānā Abī l-Ḥasan, M.ª Jesús Viguera Molíns (ed.), Argel, 1981 (reimpreso en Argel: 2007; reimpr. Rabat: Dār al-Amān, 2013); M.ª Jesús Viguera Molíns (trad.), El Musnad: hechos memorables de Abu l-Hasan, sultán de los Benimerines, Madrid, Instituto Hispano-Árabe de Cultura, 1977. , Al-Musnad, p. 112, trad. Viguera, p. 99. Boloix GallardoBoloix Gallardo, Bárbara, “Presencia e importancia de la mujer en el Musnad de Ibn Marzūq al-Tilimsānī”, Anaquel de Estudios Árabes, 27 (2015), pp. 7-28., “Presencia e importancia”, p. 15.

127

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, pp. 39 y 43, trad. Miguel Ángel Manzano, pp. 56 y 67; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, pp. 52 y 60; Manzano RodríguezManzano Rodríguez, Miguel Ángel, “Onomástica benimerín: el problema de la legitimidad”, en M.ª Luisa Ávila (ed.), Estudios Onomástico-Biográficos de al-Andalus (EOBA, 2), Madrid, CSIC, 1989, pp. 119-136., “Onomástica benimerín”, p. 123.

128

Sirvan de ejemplo la hija de Badr al-Dīn Ibn ʿAsākir o la esposa del jurista mameluco Šihāb al-Dīn Abū Šāma (m. 665/1368).

129

MarínMarín, Manuela, Mujeres en al-Andalus, Madrid, CSIC, 2000., Mujeres en al-Andalus, pp. 66-69.

130

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 40, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 60; Ibn al-Ahmar, al-Nafha al-nisriniyya, p. 54.

131

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 36, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 49; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 48. Sobre el significado de este nombre, véase SalahuddinSalahuddin, Ahmed, A Dictionary of Muslim Names, Nueva York, New York University Press, 1999., A Dictionary, p. 313 y ḤusaynḤusayn, Fatḥiyya, Muʿǧam maʿānī asmāʾ al-ināṯ, La Meca, 2000., Muʿǧam, p. 211.

132

Boloix GallardoBoloix Gallardo, Bárbara, Las sultanas de la Alhambra. Las grandes desconocidas del Reino Nazarí de Granada (siglos XIII-XV), Granada, Comares-Patronato de la Alhambra y el Generalife, 2013., Las sultanas de la Alhambra, p. 74; Boloix GallardoBoloix Gallardo, Bárbara, “Beyond the Ḥaram: Ibn al-Khaṭīb and his Privileged Knowledge of Royal Nasrid Women”, Medieval Encounters, 20 (2014), pp. 384-403., “Beyond the Ḥaram”, pp. 396-399.

133

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 41, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 61; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 55.

134

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 36, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 49; Ibn al-Ahmar, al-Nafha al-nisriniyya, p. 43.

135

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 37, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 53; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 51.

136

Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 41, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 62; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 49.

137

Boloix GallardoBoloix Gallardo, Bárbara, Las sultanas de la Alhambra. Las grandes desconocidas del Reino Nazarí de Granada (siglos XIII-XV), Granada, Comares-Patronato de la Alhambra y el Generalife, 2013., Las sultanas de la Alhambra, pp. 58-59; Boloix GallardoBoloix Gallardo, Bárbara, “Beyond the Ḥaram: Ibn al-Khaṭīb and his Privileged Knowledge of Royal Nasrid Women”, Medieval Encounters, 20 (2014), pp. 384-403., “Beyond the Ḥaram”, p. 391.

138

Nombre habitual entre las mozárabes toledanas, documentado en un epitafio de una mujer mozárabe llamada precisamente Šamsī ibnat Ibn al-Šayḫ hallado en Toledo, de principios de la época almohade (año 1160), estudiado por Lévi-ProvençalLévi-Provençal, E., Inscriptions arabes d’Espagne, Leyden-París, E. J. Brill - E. Larose, 1931., Inscriptions arabes d’Espagne, p. 79, nº 82; Martínez NúñezMartínez Núñez, M.ª Antonia, “Las fuentes epigráficas. Siglos IX-X”, Jábega, 105 (2014), pp. 59-73., “Las fuentes epigráficas”, p. 65.

139

Recogido por ḤusaynḤusayn, Fatḥiyya, Muʿǧam maʿānī asmāʾ al-ināṯ, La Meca, 2000., Muʿǧam, p. 308.

140

Boloix GallardoBoloix Gallardo, Bárbara, Las sultanas de la Alhambra. Las grandes desconocidas del Reino Nazarí de Granada (siglos XIII-XV), Granada, Comares-Patronato de la Alhambra y el Generalife, 2013., Las sultanas de la Alhambra, pp. 51-53, 60, 74, 154; Boloix GallardoBoloix Gallardo, Bárbara, “Beyond the Ḥaram: Ibn al-Khaṭīb and his Privileged Knowledge of Royal Nasrid Women”, Medieval Encounters, 20 (2014), pp. 384-403., “Beyond the Ḥaram”, pp. 390-391.

141

Ibn Abī ZarʿIbn Abī Zarʿ al-Fāsī, Al-Anīs al-muṭrib bi-Rawḍ al-qirṭās fī aḫbār mulūk al-Maġrib wa-taʾrīḫ madīnat Fās, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya 19992., Al-Anīs al-muṭrib bi-Rawḍ al-qirṭās, p. 341.

142

Weiner, El Poema de Mío Cid, p. 107.

143

Cabe destacar que ḤusaynḤusayn, Fatḥiyya, Muʿǧam maʿānī asmāʾ al-ināṯ, La Meca, 2000., Muʿǧam, p. 308, recoge en la entrada de este nombre otra versión femenina del mismo nombre, Šamsa.

144

Weiner, El Poema de Mío Cid, p. 107.

145

MarínMarín, Manuela, Mujeres en al-Andalus, Madrid, CSIC, 2000., Mujeres en al-Andalus, pp. 588 y 589.

146

Boloix GallardoBoloix Gallardo, Bárbara, Las sultanas de la Alhambra. Las grandes desconocidas del Reino Nazarí de Granada (siglos XIII-XV), Granada, Comares-Patronato de la Alhambra y el Generalife, 2013., Las sultanas de la Alhambra, pp. 71-72.

147

Ibn al-AhmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 35, trad. Miguel Ángel Manzano, p. 48; Ibn al-Aḥmar, al-Nafha al-nisriniyya, p. 47; Ibn MarzūqIbn Marzūq, Al-Musnad al-ṣaḥīḥ al-ḥasan fī maʾāṯir mawlānā Abī l-Ḥasan, M.ª Jesús Viguera Molíns (ed.), Argel, 1981 (reimpreso en Argel: 2007; reimpr. Rabat: Dār al-Amān, 2013); M.ª Jesús Viguera Molíns (trad.), El Musnad: hechos memorables de Abu l-Hasan, sultán de los Benimerines, Madrid, Instituto Hispano-Árabe de Cultura, 1977. , El Musnad, pp. 199-202, Ibn ḪaldūnIbn Ḫaldūn, Kitāb al-ʿibar, Beirut, 1992; M. le Baron de Slane (trad.), Histoire des berberes et des dynasties musulmanes de l’Afrique septentrionale, Argel, Imprimerie du Gouvernement, 1856., Kitāb al-ʿibar, vol. VII, p. 288; y ed. Būlāq, VII, p. 267 y la Gran Crónica de Alfonso XIGran Crónica de Alfonso XI, D. Catalán (ed.), Madrid, 1977., vol. II, cap. CCXXXV, p. 231, apudManzano RodríguezManzano Rodríguez, Miguel Ángel, “Biografías y poder político: la imagen de los sultanes magrebíes en la Baja Edad Media”, en M.ª Luisa Ávila (ed.), Biografías y género biográfico en el occidente islámico, Madrid, CSIC, 1997, pp. 249-265., “Biografías y poder político”, p. 254 y nota al pie 2. Sobre esta mujer, véase Boloix Gallardo, “Presencia e importanciaBoloix Gallardo, Bárbara, “Presencia e importancia de la mujer en el Musnad de Ibn Marzūq al-Tilimsānī”, Anaquel de Estudios Árabes, 27 (2015), pp. 7-28.”, pp. 15-19 y “Virtue, Sanctity, and CharityBoloix Gallardo, Bárbara, “Virtue, Sanctity, and Charity of the Royal Women of Fez; The ‘Mothers of the Believers’ of the Merinid Dynasty”, Hawwa, 19, (2021).”, p. 323.

148

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149

Agradezco a mi compañero Mohamed Meouak (Universidad de Cádiz) las siguientes referencias bibliográficas que generosamente me ha facilitado para acreditar el uso onomástico masculino del nombre de ʿAnbar en las sociedades islámicas medievales: AyalonAyalon, David, “The eunuchs in the Mamluk Sultanate”, en Myriam Rosen-Ayalon (ed.), Studies in memory of Gaston Wiet, Jerusalén, The Hebrew University of Jerusalem, 1977, pp. 267-295. , “The eunuchs”, pp. 267-295; MarmonMarmon, Shaun, Eunuchs & Sacred Boundaries in Islamic Society, Nueva York-Oxford, Oxford University Press, 1995., Eunuchs & Sacred Boundaries, pp. 71-72; MeouakMeouak, Mohamed, Ṣaqāliba, eunuques et esclaves à la conquête du pouvoir. Géographie et histoire des élites politiques marginales dans l’Espagne umayyade, Helsinki, Academia Scientiarum Fennica, 2004., Ṣaqāliba, p. 173, nº 43. Véase también TolmachevaTolmacheva, Marina A., “Concubines on the Road: Ibn Battuta’s Slave Women”, en M.S. Gordon y K.A. Hein (eds.), Concubines and Courtesans: Women and Slavery in Islamic History. Oxford, Oxford University Press, 2017, pp. 163-189., “Concubines on the Road”, pp. 163-189.

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Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, pp. 50-51, trad. Miguel Ángel Manzano, pp. 81-82, 84 y 85.

152

Trad. Miguel Ángel Manzano, p. 49, ya que Ibn al-AḥmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, lo omite en la p. 36; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 48.

153

Ibn al-AhmarIbn al-Aḥmar, Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya, 1991; Miguel Ángel Manzano (trad.), Madrid, CSIC, 1989., Rawḍat al-nisrīn, p. 33; Ibn al-Ahmar, Al-Nafha al-nisriniyya, p. 42, cuyo editor ha leído el nombre de esta mujer como Zabāna, versión que no parece muy convincente; Ibn Abī ZarʿIbn Abī Zarʿ al-Fāsī, Al-Anīs al-muṭrib bi-Rawḍ al-qirṭās fī aḫbār mulūk al-Maġrib wa-taʾrīḫ madīnat Fās, ʿAbd al-Wahhāb Ibn Manṣūr (ed.), Rabat, Al-Maṭbaʿa al-Mulkiyya 19992., Al-Anīs al-muṭrib, p. 518.

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